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¡La humanidad desea conquistar el espacio! ¿Llegará más allá de la Tierra para hallar nuevas posibilidades y oportunidades? ¿O será que los conflictos nacionales e internacionales se extenderán al espacio? ¿Veremos guerras espaciales en el futuro? ¿Qué revela la profecía bíblica acerca de una próxima guerra en los cielos?
Los pobladores de la Tierra miramos al cielo y vemos la Luna. ¡Es asombroso pensar que en su superficie han caminado doce seres humanos! ¿Colonizaremos algún día la Luna? ¿Habrá en un futuro astronautas emprendiendo el camino hacia el planeta Marte?
Siguiendo el ejemplo de John F. Kennedy, la mayoría de los presidentes de Estados Unidos han contado entre sus prioridades a la NASA (Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio) y la incursión al espacio. En los años setenta, después del alunizaje, se destacaron proyectos orbitales como la estación espacial internacional y el transbordador espacial. Durante la última campaña presidencial, Donald Trump declaró ante los votantes en la Florida: “Libraré a la NASA de la restricción de servir como agencia logística para actividades relacionadas con bajas órbitas terrestres … En su lugar, vamos a dedicarnos otra vez a la exploración espacial. Bajo una administración Trump, la Florida y los Estados Unidos tomarán el camino a las estrellas” (Orlando Sentinel, 25 de octubre del 2016).
Los Estados Unidos no es el único país con interés manifiesto en el espacio. En octubre del 2016, millones se entristecieron cuando la sonda Schiaparelli de la Agencia Espacial Europea se perdió al descender a la superficie de Marte. Como informó CNN: “El Director General de la AEE, Jan Wörner, dijo que la función principal de Schiaparelli era averiguar si podría llevarse una sonda a la superficie marciana. ‘La grabación de datos durante el descenso era una parte de eso, y es importante que sepamos qué ocurrió a fin de prepararnos para el futuro’” (20 de octubre del 2016).
Los seres humanos siempre nos hemos sentido fascinados por los cielos, y así debe ser. Como escribió el salmista: “Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmos 19:1). Pero ahora que nuestros intereses nos llevan más y más hacia el espacio, debemos preguntar si los cielos seguirán en paz. ¿Nos abstendremos de llevar nuestra tendencia humana al conflicto hasta el ámbito exterior de nuestro planeta? ¿Qué dice la profecía bíblica acerca de futuros conflictos en los cielos?
El deseo de explorar y alcanzar logros en el espacio parece crecer con cada decenio que transcurre. Tal como lo expresó el presidente Trump el año pasado durante su campaña, muchos consideran que la exploración espacial trae beneficios para la Tierra:
“La exploración espacial ha dado mucho a los Estados Unidos, incluyendo el enorme orgullo por nuestra habilidad en las ciencias y la tecnología. Un programa espacial fuerte animará a nuestros hijos a buscar buenos resultados educativos en las ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas; y traerá al país millones de empleos y billones de dólares en inversiones. Los efectos en cascada de un vibrante programa espacial son incontables y producirán un impacto positivo y constructivo sobre el orgullo y el rumbo de este país. La observación desde el espacio y la exploración más allá de nuestro vecindario espacial deben tenerse como prioridades. También debemos buscar socios en otros países del mundo porque el espacio no es propiedad exclusiva de los Estados Unidos. Toda la humanidad se beneficia al alcanzar las estrellas” (sciencedebate.org/20answers).
¿Qué encontraremos en el espacio en nuestro camino hacia las estrellas? Durante decenios, la cultura popular ha imaginado encuentros de los viajeros espaciales con extraterrestres, algunos de ellos benévolos y amigables. Pero en otros casos, los extraterrestres han resultado tan violentos y belicosos como los seres humanos.
¿Existen los extraterrestres? El físico Stephen Hawking de la Universidad de Cambridge piensa que sí, y que debemos tener cuidado. Opinó que la existencia de extraterrestres debe verse como una virtual certeza y que es preciso evitar todo contacto con ellos, así lo declaró a The Times: “Si alguna vez nos visitan extraterrestres, creo que el resultado sería muy parecido a lo que ocurrió cuando Cristóbal Colón desembarcó en América, algo que no fue nada bueno para los indígenas americanos” (“No hable con extraterrestres, advierte Stephen Hawking”, 25 de abril del 2010).
Si bien las especulaciones de Hawking suenan más como ficción que como ciencia, los esfuerzos por ampliar la presencia humana en el espacio continúan, siendo impulsados por consideraciones prácticas y políticas.
Las naciones modernas han aspirado a controlar el espacio. Desde aquel momento en octubre de 1957 cuando los pobladores del mundo escucharon sobre el satélite ruso Sputnik puesto en órbita alrededor de la Tierra, se dio comienzo a la carrera espacial. El presidente Kennedy activó el empeño de los científicos y la industria para colocar a un hombre en la Luna antes de finalizar la década de 1960. En el 2004 el presidente George W. Bush previó un regreso a la Luna, donde se establecería una base para una futura misión tripulada a Marte. En el 2010 el presidente Obama fijó la meta para que aterrizaran astronautas en un asteroide y en el 2016 el presidente Trump reiteró su apoyo a la meta de los Estados Unidos de llegar a Marte.
En este momento los científicos están preparando nuevos y atrevidos proyectos espaciales. El 19 de enero del 2017, seis científicos se internaron en un domo geodésico de 110 metros cuadrados en Hawái para simular la vida en Marte. Según informe de la Prensa Asociada en enero del 2017: “Los cuatro hombres y dos mujeres no tendrán ningún contacto físico con el mundo externo, y trabajarán con una demora de 20 minutos en sus comunicaciones con su grupo de apoyo, lo que corresponde al tiempo que tardaría un correo electrónico en llegar de Marte a la Tierra. El proyecto, financiado por la NASA, estudiará las dificultades psicológicas asociadas con la vida en condiciones de aislamiento y confinación por largo tiempo … La Universidad de Hawái administra el domo, y la NASA ha dedicado más de dos millones de dólares a las diferentes etapas del proyecto”.
Los seres humanos toman muy en serio su empeño por incursionar en el espacio a pesar de las limitaciones físicas. Esta realidad ha llevado a otros a considerar asentamientos espaciales más cerca del planeta Tierra. Una revista dedicada a la exploración espacial, AdAstra, cita el alto costo de los asentamientos espaciales expuestos a la peligrosa radiación espacial: “La gente ha soñado con asentamientos espaciales desde hace decenios. Pero, ¿por qué estos sueños no han dado fruto? Porque montar asentamientos espaciales conforme a los diseños tradicionales resulta extraordinariamente difícil. Afortunadamente, hay un camino mucho más fácil. Es un increíble golpe de suerte que exista una región del espacio, muy cerca de la Tierra, donde los niveles de radiación son mucho más bajos que en otras partes. Se trata de la órbita terrestre baja (OTB) directamente sobre la línea ecuatorial. El campo magnético de la Tierra protege la región contra toda la radiación espacial salvo una pequeña fracción”.
El artículo cita una modalidad impulsada por el mercado, según la cual el gasto será pagado por turistas. De hecho, algunos turistas espaciales han pagado hasta $20 millones de dólares por visitar la estación espacial internacional. Estos visionarios del espacio esperan que, al popularizarse con el tiempo los asentamientos en la órbita baja, habrá más turistas espaciales dispuestos a pagar. Prevén que un día habrá asentamientos más lujosos. El artículo concluye: “El paso siguiente, desde luego, es enviar grupos de asentamiento a Alfa Próxima y comenzar el proyecto de mil millones de años para enverdecer nuestra galaxia”.
Hay muchos entusiastas del concepto de formar asentamientos humanos en el espacio. Pero debemos preguntar si habrá paz y tranquilidad en el espacio ante tal idea. En 1962, el presidente Kennedy preguntó con perspicacia: “¿Será este nuevo océano un mar de paz o un nuevo y aterrador teatro de guerra”? A fin de cuentas, si la humanidad no ha logrado alcanzar paz duradera entre las naciones de la Tierra, ¿qué nos hace pensar que alcanzaremos paz entre las naciones en el espacio?
Mientras los visionarios sueñan con asentamientos espaciales, persiste el peligro real de una guerra en el espacio. Estados Unidos, China, Rusia y otras naciones están preparándose para una futura guerra en el espacio. ¿Cuál será el fruto de las futuras guerras espaciales?
La Biblia tiene la respuesta. La Biblia revela una futura Tercera Guerra Mundial, que muchos llaman la batalla de Armagedón. ¿Nos llevará la próxima guerra mundial más allá de nuestra atmósfera? ¿Veremos naciones peleando en el espacio con armas poderosas y exóticas?
El año pasado la revista Noticias del Espacio preguntó al entonces candidato Donald Trump sobre cuáles serían sus prioridades para el programa espacial militar de los Estados Unidos. Respondió: “Debemos concentrarnos en mejorar la letalidad del combate y el sentido de la situación y ampliar la capacidad de inteligencia. También debemos garantizar que la capacidad de advertencia temprana siga siendo fuerte, lo mismo que la capacidad para comunicarnos y navegar en la guerra y en la paz” (16 de octubre del 2016).
¿Letalidad del combate? ¿Significa esto que nos espera una guerra en el espacio? Algunos en Europa y Rusia así lo creen. El diario británico The Sun informó:
“Víktor Baranet, analista militar ruso, le dijo a Sputnik News que ambas naciones trabajan secretamente por reforzar su capacidad bélica espacial y que otras naciones probablemente seguirían su ejemplo. Dijo: ‘Estados Unidos avanza a toda máquina en el desarrollo de armas espaciales’. Baranet argumentó que Rusia deseaba paz en los cielos pero que la beligerancia estadounidense es una provocación. ‘Creo que si Washington sigue ignorando las llamadas rusas para desmilitarizar el espacio, la llamada cosmonáutica de combate se hará realidad’; añadió. La humanidad tendrá que decidir si militariza o no el espacio” (27 de octubre del 2016).
¿Es esta una decisión que ya ha sido tomada? ¡Sí! En julio del 2016, el Comando Espacial de la Fuerza Aérea Estadounidense hizo público un esbozo de sus planes para lo que llama la Fuerza de Misión Espacial. ¿Qué hará esta fuerza? Según el informe: “Nuestras fuerzas espaciales tienen que poder demostrar su capacidad de reacción ante un supuesto adversario y funcionar como guerreros para combatir en este medio… Si no adoptamos pronto esta transformación, perderemos la ventaja competitiva en el espacio y perjudicaremos nuestra capacidad de confrontar a los adversarios en todos los dominios” (SpaceNews.com, 20 de julio del 2016).
Hace más de diez años China demostró su capacidad espacial al lanzar un misil dirigido al espacio para destruir un satélite meteorológico. El hecho despertó inquietudes en los Estados Unidos por la posible vulnerabilidad de sus propios satélites.
¡No hay duda de que la tecnología bélica está avanzando! Más cerca en la Tierra, ya se está pensando en drones armados como la próxima tendencia en las armas militares. En enero del 2017 New Scientist informó sobre los esfuerzos del ejército estadounidense por producir un misil capaz de llevar un enjambre de drones armados a una zona de combate. El artículo resalta: “Aunque ha habido gran inquietud por los robots asesinos, estas tecnologías no están específicamente reglamentadas en el derecho internacional” ¿Será posible que el espacio sobre nuestra atmósfera se convierta en un nuevo y aterrador teatro de guerra donde podrán utilizarse tecnologías avanzadas e incluso armas con inteligencia artificial?
La Biblia revela que habrá una dramática futura guerra en el espacio, ¡y será un conflicto mucho más poderoso que todo lo que actualmente están ideando y planeando los presidentes y generales del planeta Tierra!
¡Satanás el diablo atacará el trono de Dios en el Cielo! Esta será una batalla entre el ejército angélico de Dios y el ejército demoníaco de Satanás. Apocalipsis 12:7 describe el conflicto claramente: “Hubo una gran batalla en el Cielo: Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón; y luchaban el dragón y sus ángeles”. ¿Quién ganará la batalla? “Pero no prevalecieron [Satanás y sus ángeles caídos], ni se halló ya lugar para ellos en el Cielo. Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero; fue arrojado a la Tierra y sus ángeles fueron arrojados con él” (vs. 8-9).
Este suceso va a desatar la secuencia de acontecimientos en el tiempo del fin, que culminarán con el regreso del Mesías, Jesucristo. Satanás perderá la guerra en el Cielo. Estará furioso y va a dirigir su ira contra los seres humanos en la Tierra. ¿Cómo sabremos que estará ocurriendo una gran guerra espacial? El Mensajero celestial continúa en el versículo 12 con su grave advertencia: “¡Ay de los moradores de la Tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo”.
¡Se avecinan tiempos peligrosos! ¡Así lo reconocen incluso los científicos! El 26 de enero del 2017, el Boletín de científicos atómicos adelantó su famoso reloj del fin del mundo treinta segundos hacia la medianoche, reflejando simbólicamente el peligro de una destrucción nuclear mundial. El diario New York Times informó ese mismo día, que dos minutos y medio es “lo más cerca que ha estado el reloj a la medianoche desde 1953, año que siguió a los ensayos de bombas de hidrógeno que efectuaron los Estados Unidos y la Unión Soviética”.
Es preciso que todos nuestros lectores comprendan: ¡Tendremos que confiar en la protección de Dios para los tiempos peligrosos que se avecinan! Durante el período de la ira de Satanás, la gran tribulación de que habló Jesús en Mateo 24:21-22, Satanás ataca a la mayor parte de la Iglesia de Dios. Pero Dios va a proteger una parte de la Iglesia en el desierto, (Apocalipsis 12:13-16). La Biblia identifica a la mujer que corresponde a la verdadera Iglesia como aquellos “que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (v. 17). ¡Tome nota de esto! Los verdaderos cristianos tienen el testimonio de Jesucristo y guardan los mandamientos de Dios. Quienes sean fieles se levantarán en la primera resurrección para reunirse con Jesucristo en el aire cuando suene la última trompeta, tal como se describe en 1 Corintios 15 y 1 Tesalonicenses 4.
Antes mencionamos los temores de algunos, entre ellos Stephen Hawking, respecto de una invasión desde el espacio. Cuando Cristo regrese, no todos lo aceptarán inicialmente como su Salvador. Algunos le temerán como un invasor extraterrestre que viene a quitarles su poder.
¿Podremos imaginarnos el poderío militar conjunto de todas las naciones contra Jesucristo mientras desciende del Cielo? Esto es precisamente lo que el apóstol Juan describe en Apocalipsis 19:19: “Vi a la bestia, a los reyes de la Tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo y contra su ejército”. ¡Los ejércitos reunidos de las naciones rebeldes pelearán contra Jesucristo cuando descienda del Cielo!
¿Cómo responderá Jesucristo? Apocalipsis 19 nos dice: “Entonces vi el Cielo abierto; y he aquí un caballo blanco y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero y con justicia juzga y pelea… Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones y Él las regirá con vara de hierro; y Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: Rey de reyes y Señor de señores” (vs. 11, 14-16).
Jesucristo será vencedor en esa batalla. Conquistará a todas las naciones y destrozará a los ejércitos que se le opongan. Demos gracias a Dios porque Satanás tiene poco tiempo para causar la gran tribulación. Después será detenido, amarrado y lanzado al abismo por mil años. Sobre este juicio podemos leer en Apocalipsis 20:1-3. Es necesario que estemos velando y orando y que comprendamos la guerra espacial profetizada que vendrá, así como la secuencia de hechos proféticos que rodean este suceso cósmico. (Si aún no los ha leído, le invitamos a solicitar nuestros folletos gratuitos titulados: Armagedón… y después y Catorce señales que anuncian el retorno de Cristo, que explican estas profecías en detalle).
Jesucristo va a conquistar a todas las naciones que se le opongan. Vimos en Apocalipsis 19 la descripción de los ejércitos de las naciones reunidos para pelear contra el Mesías que regresa. ¿Qué será de esos ejércitos humanos y de las fuerzas espirituales que los respaldan? “La bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos” (Apocalipsis 19:20-21).
El Rey de reyes victorioso establecerá su gobierno sobre todas las naciones. El Reino de Dios gobernará al planeta Tierra con justicia y equidad. ¡Esa es la buena noticia que nos causa mucha alegría!
¿Quién ganará la guerra espacial? La alentadora respuesta es: ¡La guerra espacial la ganará Jesucristo! Él tiene todo el poder del Universo. Tal como dice Hebreos 1:3: Cristo sustenta “todas las cosas con la palabra de su poder”.
Debemos anhelar ese futuro de paz en la Tierra, paz en el espacio y paz en los Cielos. Apocalipsis 21 revela que del Cielo bajará una nueva Jerusalén a la Tierra. El apóstol Juan describe la ocasión en el versículo 1: “Vi un Cielo nuevo y una Tierra nueva; porque el primer Cielo y la primera Tierra pasaron, y el mar ya no existía más”. No se requerirán 50 generaciones de esfuerzos humanos, ni un “proyecto de mil millones de años para enverdecer nuestra galaxia”; como se imaginan los científicos espaciales. El Dios Todopoderoso va a asegurar un futuro glorioso para los Cielos y la Tierra. ¡Que Dios nos ayude a prepararnos para nuestro extraordinario destino!