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Un personaje popular de la radio y la televisión recientemente relató una conversación que tuvo con un filántropo multimillonario muy conocido. Mientras caminaban por la extensa propiedad del millonario, el entrevistador le hizo una profunda pregunta: "¿Cuánto es suficiente?" Esta persona de gran riqueza mencionó que si la persona no sabe "cuánto" quiere ganar o lograr, entonces esas personas deberían saber ... que nunca tendrán lo "suficiente".
La búsqueda de la riqueza puede ser un maestro cruel y exigente. Ciertamente, como seres humanos con necesidades físicas, tenemos un papel que desempeñar en nuestra vida. Sin embargo, el énfasis que ponemos en ganar dinero y acumular riquezas tiene mucho que ver con nuestro sentido de satisfacción y de sentirnos realizados. Nuestro Padre Celestial reconoce esto, y la Biblia contiene instrucciones sobre el tema. Por ejemplo, Salomón, quien fue bendecido con una increíble riqueza, registró estas palabras: "No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste."(Proverbios 23: 4). Y añadió: "El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones; mas el que se apresura a enriquecerse no será sin culpa.” (Proverbios 28:20).
Obviamente, la adquisición de riqueza no está mal, pero nuestra actitud hacia ella puede ser un problema. A menudo, tendemos a evaluar a las personas con base en su apariencia física, su casa, automóvil, ropa, etc. Jesús advirtió claramente contra una actitud de juicio, "Y les dijo: Mirad y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee" (Lucas 12:15).
Al explicar a sus seguidores que nuestro Padre celestial sabe qué necesitamos y es nuestro proveedor, Jesús dijo: "No hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen y donde ladrones minan y hurtan" (Mateo 6: 19). Continuando en el versículo 24, "Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas." Finalmente dijo: "Mas buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas"(Mateo 6:33). Por lo tanto, es cuestión de prioridades. Debemos poner el amor a Dios y al prójimo antes que la búsqueda de la riqueza si queremos agradar a Dios.
La instrucción clásica sobre el tema era del Apóstol Pablo a Timoteo. "Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores."(1 Timoteo 6: 8-10).
Encontrar el equilibrio es la clave si queremos tener una vida feliz. El Apóstol Juan comprendió esto cuando escribió: "Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma." (3 Juan 1: 2). Una parte importante de encontrar el equilibrio en esta materia, es recordar la fuente de nuestras bendiciones. Una manera de hacerlo se encuentra en Proverbios 3: 9, "Honra al Eterno con todos tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos".
El rey sabio Salomón concluyó el libro del Eclesiastés con esta profunda declaración: "El fin de todo el discurso oído es éste: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre." (Eclesiastés 12:13).
¿Cuánto es suficiente? Usted tendrá que determinarlo, y será diferente para cada persona. Sin embargo, si usted está buscando primero el Reino de Dios y su justicia, éste se convertirá en su enfoque primordial y le ayudará a encontrar el equilibrio en su vida, lo cual es muy difícil de alcanzar.
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