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El 26 de octubre de 2017, el presidente Donald Trump declaró la epidemia de opioides en los Estados Unidos una emergencia nacional de salud.
Las crecientes estadísticas de adicción y muerte por analgésicos opioides llenan los medios de comunicación. Escuchamos las historias personales desgarradoras de padres y cónyuges que han perdido a sus seres queridos por adicción que conduce a la muerte por sobredosis o a problemas asociados con la adicción a la heroína. También vemos en las noticias diariamente las historias de los rescatistas médicos que son testigos de las escenas aparentemente interminables de víctimas que han muerto por una sobredosis de drogas. Es una epidemia, y es una crisis.
El abuso de analgésicos opiáceos no es el único problema de drogas en nuestra sociedad. Otras drogas narcóticas, psicodélicas y alucinógenas han sido un objetivo de la "guerra contra las drogas" durante décadas. Parece ser una batalla perdida ya que estas y otras drogas continúan cruzando la frontera desde los cárteles de la droga, o son "preparadas" en operaciones domésticas sórdidas. La presión actual en muchos estados de Estados Unidos para legalizar la marihuana, la que durante mucho tiempo ha sido denominada la "puerta de entrada" a drogas más poderosas y adictivas, ya se ha logrado en algunos estados y en otros está en proceso. En Canadá, su uso recreativo y medicinal estará totalmente legalizado para 2018.
Muy tristemente, a pesar de la guerra contra las drogas de hace décadas, todos los programas educativos, películas, platicas en las escuelas, discusiones entre padres e hijos y distribución de folletos impresos que advierten sobre los peligros, el problema ahora ha alcanzado un nivel epidémico. La mayoría de los jóvenes estadounidenses abusan del alcohol, la marihuana o las drogas ilegales. La ruina de la vida, o una muerte debido al abuso o mal uso de estas sustancias, es siempre una tragedia. Pero, parece peor cuando le sucede a alguien que aún no ha alcanzado la edad de adulto. ¡Qué gran tragedia!
Podemos culpar a las compañías farmacéuticas. Podemos culpar a los médicos por recetar en exceso tales drogas adictivas. Podemos culpar a las operaciones ilegales de los cárteles de la droga, los correos de drogas de baja calidad y los distribuidores callejeros. Podemos culpar a la industria del cine y la música que a menudo glorifican el uso y abuso de drogas. Podemos culpar a los padres que son usuarios, dando un ejemplo incorrecto y fracasando en sus responsabilidades de padres. Podemos culpar a los líderes de la sociedad y a varias instituciones, incluidas las iglesias que no han logrado mantener públicamente los estándares morales ordenados por Dios que han resistido la prueba del tiempo.
Gálatas 5:19-21, habla de las "obras de la carne", que son el resultado de la influencia de Satanás para ayudar a la naturaleza humana a "enloquecer", incumpliendo las leyes espirituales que el Dios Todopoderoso estableció hace mucho tiempo. Uno de los resultados se describe con la palabra "hechicería" en el versículo 20 ("brujería" en algunas traducciones). La palabra griega es "farmakiah" que significa (farmacia) (por extensión) magia (literal o figurativamente), hechicería, brujería.
La Biblia habla sobre el vino tanto en términos positivos como negativos. La Biblia también habla sobre bebidas fuertes y hierbas que son buenas para comer y también para curación (medicina). Entonces, el problema no es la sustancia en sí misma, ya sea el alcohol en el vino o las propiedades de alguna hierba, sino el mal uso o abuso de las cosas que Dios ha creado.
El vino, por ejemplo, es una parte importante de la Pascua que Jesucristo tomo con sus discípulos. Es un símbolo de su sangre derramada por nosotros. Pero claramente, la embriaguez (mal uso) es condenada como una obra de la carne, y como se afirma en Gálatas 5:21, "los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios".
Por otro lado, el "dominio propio" es un fruto del espíritu, "contra tales cosas no hay ley" (Gálatas 5:23). Un verdadero cristiano se esfuerza por tener los frutos del espíritu, deseando llegar a ser como Jesucristo. Perseguir este objetivo ayudará a cualquier persona que ha caído en la trampa de la adicción a los opioides. Ordene y lea nuestro folleto gratuito, ¿Qué es un verdadero cristiano?