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“Cuentos con los travestis” son actividades donde se narran cuentos perturbadores para los niños, algo que no tendrá un final feliz.
Ha llegado el tiempo en el cual vemos un perturbador esfuerzo por torcer las mentes infantiles, para que confundan nociones fundamentales entre lo verdadero y lo falso, entre el bien y el mal.
Los jóvenes están escuchando un discurso muy diferente de lo que oyeron las generaciones pasadas. En las escuelas públicas, bibliotecas y centros académicos están aprendiendo una historia que confunde el sentido del concepto de familia, e incluso de lo que es ser niño o niña. Podemos tener la seguridad de que esta historia no tendrá el “final feliz” que sus promotores nos quieren hacer creer.
Por ejemplo, Cuentos con los travestis es una actividad que se llevó a cabo dentro de las celebraciones del “mes gay” en junio pasado en Albuquerque, Nuevo México. Según una publicación: centenares de niños y sus padres se hicieron presentes el 15 de junio en la biblioteca pública, donde varios “travestidos”, hombres biológicos que se visten como mujeres, a menudo grotescamente, contaron cuentos e invitaron a los niños a bailar y cantar al son de conocidas melodías infantiles. Sin duda los pequeños, que en su mayoría tenían entre tres y siete años, disfrutaron la ocasión; y los padres expresaron su contentamiento por la oportunidad de presentar a sus hijos este desafío a las normas sexuales establecidas (Albuquerque Journal, 15 de junio del 2019).
“Es de suma importancia hacer saber a los niños que no tiene nada de malo ser diferente, y expresarse de maneras que están fuera de lo que se consideraba normal en las sociedades del pasado”, dijo uno de los travestis que interactuó con los niños, y les leyó cuentos con títulos como: La bondad sostiene al mundo, Todos somos maravilla y Celebra como eres. Ciertamente, no hay nada de malo en enseñar a los niños a ser bondadosos, pero es fácil adivinar que estos cuentos trataban algo más que la bondad, y nadie en su sano juicio podría entender qué beneficio les trae a los niños escuchar cuentos, por sanos que parezcan, narrados por hombres vestidos y maquillados como mujeres.
Quizá sea desagradable leer este tipo de información en una revista como El Mundo de Mañana, pero es necesario afrontar la realidad. Estos hechos son más inquietantes y peligrosos de lo que podemos pensar. Los comportamientos extremos promovidos por los arquitectos de estas actividades están ganando aceptación entre la sociedad. Nuestro mundo ha llegado al punto en que las conductas que antes rotundamente se condenaban como perversas, ahora se consideran “aptas para todos”, ¡incluso para los niños más pequeños! Ustedes y yo estamos pagando estas perversidades con nuestros impuestos, que sostienen las bibliotecas y otras instituciones públicas.
Los llamados ingenieros sociales tienen puesta la mira en nuestros hijos, y ya no lo ocultan. Han estado activos desde hace decenios en los predios universitarios, sin que muchos padres y madres se enteraran del alcance de sus actividades. Los padres y madres generalmente están demasiado ocupados trabajando para pagar la educación de sus hijos. Saben que los hijos deben ir a la universidad para conseguir buenos empleos en el futuro, y se esfuerzan duro para lograrlo… sin darse cuenta de lo que realmente aprenden sus hijos, ni del verdadero precio que esto implica. Al fin y al cabo, ellos mismos pasaron por la universidad y sobrevivieron. Esto es real. Pero el mundo académico de hoy es muy diferente del que vivieron hace solo una o dos generaciones.
Las actividades de Cuentos con los travestis existen tanto en el Reino Unido como en los Estados Unidos, con el objetivo de indoctrinar a los niños para que acepten como normal aquello que no lo es. Tal parece que el aporte de la ciudad de Albuquerque fue un éxito rotundo: “Niños y familias de todas las edades llenaron el salón vistiendo los colores del arco iris y guirnaldas de flores para escuchar, mientras que Cruse y Patrick leían en voz alta… Vista la reacción positiva, la Administración de la biblioteca dijo que probablemente incluirán Cuentos con los travestis dentro de su programación regular”.
La actividad desde luego tuvo sus opositores: “A los cinco minutos de iniciado el primer cuento, una mujer al fondo del salón les gritó a los travestis que ‘dejaran de hacer daño a nuestros hijos’. Los presentes la chiflaron y los vigilantes la sacaron del edificio, pasando frente a un pequeño grupo de manifestantes reunidos frente a la biblioteca con mensajes de protesta como ‘¡Dejen en paz a los niños! Váyanse, travestis’” (ibidem). Se había previsto que habría fuertes protestas contra esa actividad, y así ocurrió. Evidentemente, siempre hay quienes reconocen el peligro que se apodera de la sociedad, y sienten que deben expresarse para impedir que los radicales se impongan, pero hay que preguntarse hasta cuándo se permitirán tales expresiones de disconformidad.
Según DragQueenStoryTime.com, el programa busca “captar la imaginación y diversión de la fluidez de género en la niñez y presentar a los niños ejemplos glamorosos, positivos y manifiestamente ‘gais’”. ¿Qué estarán pensando los padres y madres que llevan a sus hijos a semejantes actividades? ¿Realmente desean que sus hijos admiren e imiten a esos individuos? ¿Qué pensarán cuando llegue Juanito del colegio diciendo que quiere ser como el travesti que vio en la biblioteca pública? ¿Es esto lo que realmente los padres desean para sus hijos? De ser así, ¡qué perversidad!
En palabras de Judy Zuckerman, directora de Servicios para jóvenes y familias en la biblioteca pública de Brooklyn, Nueva York: “Cuentos con los travestis es un programa divertido e importante que celebra la diversidad en la manera de vestir y actuar en los niños. Invita a los niños a mirar más allá de los estereotipos de género y acoger la exploración irrestricta del yo. Programas como este fomentan la aceptación de las diferencias y previenen la intimidación o acoso, a la vez que ofrecen una experiencia literaria divertida” (DragQueenStoryHour.org).
De nuevo preguntemos: ¿Desean los padres realmente que sus hijos acojan “la exploración irrestricta del yo”? No hay duda de que la “autoexpresión” es uno de los muchos dioses falsos de nuestra era, pero haciendo esto de lado, ¿realmente desean los padres que sus hijos se conviertan en travestis y que se expresen en comportamientos que muchos todavía entienden como fundamentalmente anormales? Es triste, pero claro, que algunos padres sí desean hijos confundidos acerca de su biología natural, según se desprende del hecho de que algunas celebridades y otros intentan criar a los suyos con “género neutro”.
La doctora Miriam Grossman, psicóloga de la Universidad de California, en Los Ángeles (importante centro educativo), expuso una importante verdad en el año 2006 con su libro: Desprotegido. En una entrevista con National Review, la doctora Grossman habló de su obra:
“Aquí trato un tema tabú: Los peligros de las radicales agendas sociales en mi profesión. Mis colegas tienen buenas intenciones y se interesan profundamente por sus pacientes. Pero los centros de consejería en las universidades… promueven la idea de que los hombres y mujeres son iguales. No están instruyendo a los jóvenes acerca del futuro y la familia. En estos temas, que son tan centrales para la salud y la consejería en las universidades, estamos prestando un mal servicio a nuestros jóvenes” (Desprotegido, 6 de diciembre del 2006).
Hay una motivación detrás de las tendencias sociales en el mundo. Lamentablemente, muchas personas no lo ven claro y dan por sentado que la única motivación detrás de programas como Cuentos con los travestis es prevenir la intimidación en los colegios. La intimidación es inaceptable, desde luego, pero lo que vemos es que los amenazados se han convertido en los que intimidan a otros; empeñados en silenciar toda oposición a su punto de vista. Francamente, quienes fueron víctimas de intimidación en el pasado, no siempre son los que van a presionar por efectuar estos cambios sociales. Los ideólogos sociales y los anarquistas, se han propuesto destruir todo vestigio del diseño bíblico de la familia, como explica la doctora Grossman en su libro:
“Hay diecisiete millones de estudiantes matriculados en las universidades de nuestra nación. Muchos aún son adolescentes, impresionables y confundidos; se hallan en un punto crítico de su desarrollo, en el que cuestionan quiénes son y qué desean… Como madre, sé que detrás de la mayoría de los estudiantes hay una madre y un padre preocupados, que desean y piden lo mejor para su hijo o hija. Quiero advertirles; además de los excesos alcohólicos y las bebidas alcohólicas, y la violación por compañeros, que hay otro peligro que merece su atención. Probablemente se da por sentado que si su estudiante necesita ir al centro de salud o de consejería estudiantil… el médico o terapeuta será un agente neutro y brindará información y guía objetiva. No lo crea. La enfermera que instruye a su hija en cuanto al herpes, el trabajador social que tranquiliza a su hijo en cuanto a sus pensamientos homosexuales, son personas que posiblemente tengan una visión del cambio social que usted no comparte. Pueden pensar que su posición es una avenida para el activismo y uno de sus objetivos puede ser influir en su hijo o hija… Su meta es una cultura andrógina, donde las diferencias entre hombre y mujer se descuentan o se niegan, y donde el vínculo entre ellos pierde su singularidad” (Desprotegido págs. xx-xxi).
Esta agenda radical se ha arraigado y está floreciendo entre la generación del milenio, también llamada generación X, y los medios de difusión. Las señales saltan a la vista. ¿Hasta dónde llegará? ¿Qué podemos hacer como padres o abuelos? ¿Habrá alguna buena noticia en el horizonte?
Aunque estos cambios en nuestras sociedades parecen haber salido de la nada, no son sorpresa para los seguidores de El Mundo de Mañana. El grado, la rapidez y la profundidad de la espiral descendente sorprenden, pero no la dirección, pues hemos predicho la baja moral en nuestras naciones desde varios decenios. Hasta qué punto seguirá empeorando es difícil decir, pero será mucho peor de lo que podemos imaginar antes de que mejore… y sí podemos estar seguros de que va a mejorar.
Estudiosos de la historia reconocen que las grandes naciones e imperios terminan por caer. Pero nosotros tenemos una mejor fuente de información que revela el futuro de los pueblos y de todo el mundo. Esa fuente de información es la Biblia, y sus predicciones son tan seguras como la salida y puesta del Sol.
El profeta Isaías advirtió a la gente de su época: “Príncipes de Sodoma, oíd la palabra del Eterno; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra” (Isaías 1:10). Las dos ciudades de Sodoma y Gomorra eran conocidas por el comportamiento sexual aberrante. Hasta el día de hoy el vocablo “sodomía” lleva una connotación negativa. Pocos estudiosos de la Biblia, y menos aun los que no lo son, reconocen que las profecías de Isaías se dirigían no solamente a los judíos de su época, sino también a la casa de Israel, compuesta por los descendientes de los hermanos de Judá que habrían de vivir en el tiempo del fin.
Dios prohibió el travestismo. “No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es al Eterno tu Dios cualquiera que esto hace” (Deuteronomio 22:5). Esto no se refiere a las mujeres que lleven pantalones diseñados para mujer, ni a un escocés que lleve la falda tradicional de su clan. Según las instrucciones en las Escrituras vemos que Dios desea una distinción clara y no una confusión: que los hombres sean hombres y las mujeres sean mujeres. El apóstol Pablo seguramente pensaba en esto cuando declaró: “La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello?” (1 Corintios 11:14). Para luego explicar que las mujeres deben llevar el cabello proporcionalmente más largo que los hombres.
Dios no toma con ligereza la promoción del estilo de vida LGBTQA+. El apóstol Pablo así lo indicó claramente en Romanos 1:24-27, al denunciar no solamente a los que participaban en tales cosas, sino a quienes se complacían con ellas (Romanos 1:32). Los fieles a Dios deben orar con fervor por la sociedad y advertirle de los pecados que se están apoderando de ella, aunque Dios no les permita pronunciar juicio. No obstante, la Palabra de Dios y su voluntad son muy claras: el rechazo de sus caminos traerá un precio muy costoso, especialmente cerca del tiempo del fin, cuando Él dará a conocer su ira: “Clama a voz en cuello, no te detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión” (Isaías 58:1); y “La ira de Dios se revela desde el Cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad” (Romanos 1:18).
El término LGBTQA+ ni siquiera es una representación completa de los “estilos de vida” promovidos por los anarquistas sexuales. Pero usted debe saber lo que representan los dos últimos caracteres: La “A” es “aliados”, quienes aprueban y promocionan esos comportamientos, y el signo “+” indica que la lista de comportamientos extraños aún no está completa. ¿Quién puede predecir qué conductas nuevas y extrañas se agregarán a esta “lista de conductas protegidas”?
Para que nadie se equivoque en cuanto al mensaje bíblico, es importante tener en cuenta todas las escrituras. Es claro que la Biblia condena el travestismo y otros comportamientos que llama abominables. Pero al mismo tiempo, la Biblia ofrece verdadera esperanza para los individuos engañados que han caído en tal comportamiento… una esperanza mucho mayor de la que se encuentra entre los individuos farisaicos que entienden las palabras de Dios, pero se niegan a obedecerlas, y cambiar. La Biblia se refiere a tal actitud en las palabras de Cristo, que condenaban a quienes observaban sus milagros, pero se negaban a arrepentirse de sus pecados:
“¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza… Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta el hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día de hoy. Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de Sodoma, que para ti (Mateo 11:21, 23-24).
Debemos decir la verdad: entre el bien y el mal hay una diferencia profunda, y la Palabra de Dios define esa diferencia. Recordemos que, al final de cuentas, todos somos pecadores y todos debemos arrepentirnos de nuestras propias malas acciones. No pretendamos jamás aplicar los juicios de Dios, comprendiendo que “la ira del hombre no obra la justicia de Dios” (Santiago 1:20). Lo que debemos hacer es pedir la misericordia divina para todos. Para comprender mejor cómo está preparando Dios una oportunidad para que todos lleguemos al arrepentimiento, le invitamos a comunicarse con alguna de nuestras oficinas en la página 2, y solicitar nuestra publicación gratuita titulada: ¿Es este el único día de salvación?, también puede solicitarla por el correo: [email protected] o descargarla desde nuestro sitio en la red: ElMundodeManana.org.
El profeta Jeremías ofrece una buena descripción de la actual casa de Israel: “Mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos; sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no supieron” (Jeremías 4:22).
¿Qué se puede esperar cuando los adultos actúan como “necios”, enseñando a sus hijos a aplaudir a quienes desdeñan los hechos biológicos, y a rechazar aún las verdades más obvias? El profeta Oseas da la respuesta con esta pavorosa advertencia: “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos” (Oseas 4:6).
Mucha gente no entiende claramente el plan de Dios, su propósito ni por qué condena ciertas acciones. Cuando dio los diez mandamientos, no era para castigar a la humanidad, sino para mostrarnos algunas acciones que siempre están mal, y que traerán dolor y sufrimiento cuando no se evitan. Entre los mandamientos hay por lo menos tres que directamente protegen a la familia: El mandamiento de honrar a padre y madre, el mandamiento de no cometer adulterio y el mandamiento de no codiciar lo que pertenece al prójimo, incluidos su esposo o esposa (Éxodo 20:12, 14, 17).
Los diez mandamientos se encuentran también en Deuteronomio 5, donde Dios deplora el hecho de que su pueblo no tiene en su corazón obedecerle. Observemos por qué quiere que le obedezcamos: “¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!” (v. 29). Dios sabe lo que es mejor. Sabe lo que funciona y lo que no. Dios es amor (1 Juan 4:8, 16), y su ley es “la ley de la libertad” (Santiago 2:12); que nos libera de acciones y adicciones que traen dolor y esclavitud.
Dios ordena a los padres que enseñen a los hijos sus caminos por su propio bien. Luego de repasar los diez mandamientos, Moisés instruyó así a los padres y madres: “Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Deuteronomio 6:6-7). Es un mandato muy directo, y quienes no lo pongan en práctica envían a sus hijos hacia el peligro.
Enseñar tolerancia hacia quienes no actúan o piensan como nosotros, no indica que debamos respaldar las equivocaciones de quienes están confundidos o ni siquiera saben cómo fueron creados. ¿Acaso debemos aprobar estilos de vida que son contrarios al camino que nuestro Creador diseñó? ¿Deberemos presentar semejante espectáculo a los niños para que entiendan de qué se trata? Por el contrario, debemos enseñar a nuestros hijos a ser bondadosos con todo el mundo, y a la vez enseñarles con claridad lo que es el bien y lo que es el mal.
El principal mensaje de El Mundo de Mañana es que vendrá un tiempo cuando se enseñará al mundo algo muy diferente de lo que se enseña hoy. El diablo, que promueve el curso de este mundo malo, será quitado de en medio. No será permitido que siga confundiendo a la gente acerca de qué y quiénes son. Porque se enseñará el gran propósito que Dios tiene en mente para ellos. La ley de Dios será el fundamento de todo conocimiento. Los niños crecerán con dos padres: un hombre y una mujer, quienes los aman y los instruirán en el camino correcto.
Hasta entonces, los padres y madres que confunden a sus hijos exponiéndolos a cuentos vergonzosos, engañosos y mal motivados ¡deben avergonzarse! [MM]