¡La tecnología puede leer su mente!

A lo largo de la historia, los pensamientos en la cabeza de una persona han sido privados a menos que la persona los haya revelado. Sin embargo, con los nuevos descubrimientos científicos, ¡es posible que los pensamientos en la cabeza de una persona ya no sean privados! Una investigación de la Universidad de Texas en Austin describe cómo un algoritmo de computadora utiliza inteligencia artificial y resonancia magnética funcional (fMRI, por sus siglas en inglés) para decodificar los pensamientos (The Scientist, 20 de octubre de 2022).

En el estudio, los científicos llevaron a cabo 16 horas de escaneos cerebrales en tres personas mientras escuchaban historias de podcast. Después de esos escaneos, el software pudo interpretar escaneos adicionales para decodificar los pensamientos silenciosos de los sujetos sorprendentemente bien. Según el autor principal del estudio: “Si le hubieras preguntado a cualquier neurocientífico cognitivo en el mundo hace veinte años si esto era factible, se habrían reído de ti”. El sistema no interpreta los pensamientos palabra por palabra, pero puede reunir conceptos e ideas de nivel superior que el sujeto está pensando. Un investigador declaró que esta capacidad de leer pensamientos es “asombrosa”.

A medida que la ciencia continúa avanzando, las nuevas tecnologías revolucionarán muchos aspectos de la sociedad. Sin embargo, como ha demostrado la historia, estos y otros desarrollos podrían utilizarse para fines nefastos. En el libro de Génesis, Dios y el que luego se convirtió en Jesucristo decidieron confundir los lenguajes de la humanidad para limitar el impacto negativo de las acciones humanas (Génesis 11:6-7). Lo que estamos presenciando hoy es que parece que no hay límite para lo que los seres humanos pueden crear; sin embargo, sin una brújula moral que guíe el uso de nuestros inventos, hay muchos peligros por delante. Para comprender mejor la necesidad que tiene la humanidad de una brújula moral, vean nuestro programa “El colapso de la moral humana”.