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Esta semana el presidente Trump anunció que los Estados Unidos trasladará su embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, una medida que probablemente demorará de tres a cuatro años (Fox, 6 de diciembre de 2017). Este traslado, junto con la declaración abierta del señor Trump de que Jerusalén es la capital de Israel (una realidad que otras naciones no admiten abiertamente), podría poner fin al proceso de paz entre Israel y los palestinos. "El representante de los palestinos en el Reino Unido, Manuel Hassassian, dijo a la BBC que los cambios en la política de Estados Unidos sobre Jerusalén equivalen a un 'beso de muerte' para la solución de dos estados en los esfuerzos de paz y que fue como una 'declaración de guerra' [diplomáticamente]" (BBC, 6 de diciembre de 2017). El rey saudita Salman advirtió: "Trasladar la embajada de los Estados Unidos es un paso peligroso que incita el estado de ánimo de los musulmanes de todo el mundo" (New York Times, 5 de diciembre de 2017). El líder de Hamas también advirtió: "Esta decisión es una apuesta no calculada que no tendrá límite para la reacción palestina, árabe y musulmana ... Pedimos que se detenga por completo esta decisión porque ésta marcará el comienzo de un tiempo de terribles transformaciones, no solo en el nivel palestino sino en la región en general" (Al Jazeera, 6 de diciembre de 2017). Mientras el gobierno israelí insta a otros gobiernos mundiales a trasladar sus embajadas o consulados a Jerusalén, los líderes palestinos han hecho un llamado a expresar "tres días de ira" contra esta decisión. Jerusalén ha tenido una historia difícil y sangrienta, y eso no va a cambiar pronto. Mientras que la profecía bíblica indica que Jerusalén algún día se convertirá en la capital del gobierno de Dios en la tierra, las profecías también afirman que Jerusalén se convertirá en una "copa de embriaguez" y una "piedra pesada" para las naciones que la rodean (Zacarías 12:2-4). Además, las profecías bíblicas indican que un poder europeo ocupará militarmente a Jerusalén justo antes de que Jesucristo regrese a esta tierra (Daniel 11:40-43). Jerusalén es la ciudad clave para los cristianos, los judíos y los musulmanes, y seguirá siendo un polvorín hasta el regreso de Cristo. Dios insta a su pueblo a "orar por la paz de Jerusalén" (Salmo 122:6) y por el tiempo cuando Cristo finalmente gobernará desde allí en justicia. Para obtener más información sobre el sobrio pero emocionante futuro de Jerusalén, asegúrese de ver "Jerusalén: ciudad de paz".