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Si Dios es todopoderoso, ¿por qué permite que Satanás sea el “dios de este siglo”? (2 Corintios 4:4).
Las Escrituras indican claramente que el diablo, es decir Satanás, está actualmente al mando del planeta Tierra. El propio Jesucristo, poco antes de su arresto y crucifixión, reconoció esta autoridad de Satanás: “No hablaré ya mucho con vosotros; porque viene el príncipe de este mundo, y él nada tiene en mí” (Juan 14:30).
¿Qué hace el diablo para ejercer su gobierno? Influye en los asuntos del mundo inyectando sus ideas malvadas en la mente de los seres humanos, así como un transmisor de radio o televisión envía su señal por el aire para que se reciba en los hogares. Esta analogía nos ayuda a ver por qué las Escrituras llaman a Satanás el “príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás” (Efesios 2:2-3).
¿Existió siempre Satanás? ¡No! Dios creó un arcángel hermoso y lleno de poder, llamado Lucero. Este, junto con Miguel y Gabriel, servía a Dios en su trono en el Cielo. ¿Cómo fue que este Lucero, nombre que en latín significa “estrella de la mañana”, cayó y se convirtió en Satanás, del hebreo “acusador” o “adversario”? Leemos la historia en Ezequiel 28:12-15 y Lucas 10:18.
Lucero, acompañado por la tercera parte de los ángeles (Apocalipsis 12:3-4) se rebeló contra su Creador. En algún momento del pasado lejano, estos ángeles, con Lucero a la cabeza, pretendieron subir “sobre las alturas de las nubes” y apoderarse del trono de Dios (Isaías 14:13-14), abandonando “su propia morada” o responsabilidad asignada (Judas 6) debajo de las nubes y aquí en la Tierra. Tras su fracaso, Dios los lanzó de vuelta a la Tierra (Isaías 14:12).
Satanás no fue victorioso en su rebelión, pero continúa en el cargo que Dios le dio. Aquí, como cosa irónica, cumple un papel en el plan divino. La mayoría de los seres humanos están pasando 6.000 años en las actitudes de vida escogidas por ellos. Influidos por el espíritu satánico de egoísmo y maldad, están escribiendo con su propia sangre, sudor y lágrimas la historia de vivir desobedeciendo los caminos de Dios.
El Verbo de Dios, que también era Dios, se convirtió en Jesucristo y vino a la Tierra hace poco más de 2.000 años como ser humano (Juan 1:1, 14). Aquí llevó una vida perfecta, lleno del Espíritu Santo; y demostró que con la ayuda del Espíritu Santo los seres humanos pueden vivir en obediencia a Dios y rechazar los caminos de Satanás (Gálatas 2:20).
Es a causa de Jesucristo que el gobierno de Satanás en la Tierra va a terminar pronto. Por eso es que al diablo se le llama el dios solamente de “este siglo” o “de este mundo” (RV 1995). Pronto vendrá un tiempo cuando Jesucristo desplazará a Satanás como gobernante del mundo. Es el tiempo que llamamos “el milenio”. Jesucristo, quien vino a la Tierra como ser humano y llevó una vida perfecta y sin pecado, regresará como Rey y quitará a Satanás de su cargo.
¿Qué podemos hacer nosotros para evadir los efectos nocivos del gobierno satánico mientras llega el milenio? Quienes acepten el sacrificio de Jesucristo pueden, por el poder del Espíritu Santo, estar desde ahora bajo el gobierno de Dios y recibir el poder para resistir la influencia de Satanás. “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo y huirá de vosotros. Acercaos a Dios y Él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones” (Santiago 4:7-8).
Dios está observando para ver quién le obedece y quién se ha entregado al mal. “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios? Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿en dónde aparecerá el impío y el pecador?” (1 Pedro 4:17-18).
Cuando el Príncipe de Paz regrese y establezca su gobierno sobre las naciones, el gobierno de Satanás se acabará. “Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera” (Juan 12:31). ¡Que Dios traiga pronto ese día!