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Pregunta: ¿Por qué Jesús dijo que “ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere” (Juan 6:44)? ¿Quiere decir que Dios no llama a algunas personas?
Respuesta: Muchos se equivocan al leer este versículo porque no saben que Dios no está llamando ahora a todo el mundo a la salvación. Cierto es que al final ofrecerá salvación a todo ser humano que haya existido (Romanos 9:15; 1 Timoteo 2:3-5). Él desea que todos reciban vida eterna y que nadie perezca (Juan 3:16-17; 2 Pedro 3:9).
Sin embargo, las Escrituras aclaran que “en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el Cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). ¿Cómo puede Dios cumplir su palabra y al mismo tiempo salvar a los miles de millones que vivieron y murieron sin jamás oír su nombre ni su mensaje?
La Biblia habla de un tiempo futuro en que todos oirán el verdadero evangelio y recibirán el llamamiento de Dios (Apocalipsis 20:5, 11-12). Ese tiempo se conoce como el “juicio ante el gran trono blanco”. No se trata de una “segunda oportunidad”, sino del momento en que miles de millones de seres resucitarán a la vida física y recibirán su oportunidad, por primera vez, de oír el nombre y las enseñanzas de Jesucristo.
Por ahora Dios está llamando a una “manada pequeña” (Lucas 12:32), formada por las llamadas “primicias” (Santiago 1:18). Estos cristianos, individuos que en esta vida han recibido el Espíritu Santo de Dios para poder superar su naturaleza humana y vivir a la manera de Dios, vienen esforzándose por vencer no solo su propia tendencia al pecado, sino también la influencia nociva de la sociedad y de Satanás, a quien las Escrituras llaman “el dios de este siglo” (2 Corintios 4:4).
A diferencia de estos, los llamados por Dios en el juicio ante el gran trono blanco podrán ver el contraste entre su vida anterior, transcurrida en esta era bajo la influencia de Satanás y de la sociedad carnal, con la situación en el milenio cuando Dios los habrá resucitado y la mayoría seguramente aceptarán su oferta de salvación y vida eterna.
Teniendo en cuenta que las primicias deben vencer el pecado en un medio más difícil, Dios les promete una “mejor resurrección” (Hebreos 11:35). Se convertirán en seres espirituales, miembros de la Familia de Dios, cuando Cristo regrese y le asistirán en el gobierno de la Tierra durante el milenio, es decir, el período de mil años en el cual el mundo vivirá en paz y armonía bajo el mando de Jesucristo. El milenio será una preparación de la Tierra para el juicio de una innumerable multitud ante el gran trono blanco, que tendrá lugar al cabo de los mil años. En el juicio ante el gran trono blanco, todo el mundo escuchará el verdadero evangelio y quienes lo rechacen arderán en un lago de fuego, donde desaparecerán para siempre en la “muerte segunda” (Apocalipsis 20:14-15).
Dios espera que los verdaderos discípulos estén predicando el evangelio verdadero hasta que Cristo regrese (Mateo 24:14, 46). Aun así, comprendemos que a la mayor parte de quienes toman un ejemplar de la revista El Mundo de Mañana en sus manos Dios no los está “trayendo” en esta era. Para ellos, los artículos que leen servirán simplemente de “testimonio” para que en el futuro no puedan decir: “¡Nadie me lo dijo! ¡Dios es injusto!”
Dios espera que actuemos conforme a lo que nos ha enseñado. Aun después de bautizados, conservamos nuestra libertad de elegir, y nuestras obras y decisiones interactúan con nuestra fe (ver Santiago 2:20-22). La salvación es un don que nadie puede ganarse, pero sí podemos rechazar ese don si no obedecemos los mandamientos tal como lo expresa nuestro Salvador (Mateo 19:17). Siendo así, si usted entiende lo que está leyendo en esta revista, no desperdicie esta increíble oportunidad que Dios le está dando de ser una de sus primicias, quienes, en calidad de reyes y sacerdotes, tendrán el privilegio único de gobernar bajo Jesucristo en el milenio.
Continúe leyendo la revista El Mundo de Mañana y compare lo que lee aquí con lo que encuentra en la Biblia. Si desea recibir el bautismo, le invitamos a pedir su ejemplar gratuito del folleto: ¿Es necesario el bautismo? o a comunicarse con uno de nuestros representantes en alguna de las direcciones en la página 2 de esta revista.