Para hacer una búsqueda avanzada (buscar términos específicos), escriba juntamente los criterios de interés como se muestra en los siguientes ejemplos:
Cada día la ciencia parece descubrir nuevos indicios de que nuestro Universo no es un accidente de la naturaleza, sino producto del diseño. Pero, ¿por qué razón esta no es una conclusión que se haya aceptado universalmente?
El mundo científico recibió un golpe hacia comienzos del nuevo milenio, cuando los avances de la física y la cosmología demostraban que nuestro Universo no pudo ser producto del azar. Se probó que las constantes fundamentales de la física eran diseñadas y ajustadas para sintonizar o armonizar unas con otras. Estos hallazgos no se basaban en simple conjetura, sino en hechos científicos. Se hizo inevitable la pregunta: ¿Será que nuestro Universo no se puede comprender si no se reconoce como algo diseñado? La pregunta perturbó a muchos científicos porque cuestionaba sus suposiciones más fundamentales, no solo acerca del Universo, sino de sí mismos.
La causa de tan grande perturbación en la comunidad científica puede resumirse en un conjunto de seis números muy importantes, unos muy grandes, otros muy pequeños. El Universo está regido por estos seis números: constantes establecidas en el momento mismo del Big bang, o la Gran explosión. Si cualquiera de estos fuera solo ligeramente distinto de lo que es, no podrían existir las estrellas, los planetas, los elementos ni forma de vida alguna. Si estas constantes fueran diferentes, nuestro Universo sencillamente no podría existir en su forma actual. No figuran como unidades de longitud, masa ni temperatura, sino como simples números sin dimensión que resultan al medir cosas como esas. Reiteramos, para darle mayor énfasis y como un hecho científico, que ¡el Universo tal como lo conocemos no podría existir si estas constantes variaran o se modificaran en algo como la cantidad más minúscula!
La situación es algo así como el viejo cuento de Ricitos de Oro. Al entrar en la casa de los tres osos y probar uno de los tres platos de avena, Ricitos de Oro dice: “¡Esta avena está muy caliente!” Entonces prueba la del segundo plato: “Esta avena está muy fría”. Y al probar el último plato: “Esta avena está en su punto”, dijo feliz, y la comió toda. Nuestro Universo tuvo que ser un Universo como para Ricitos de Oro: En su punto. De lo contrario, no sería el Universo que habitamos.
Este hecho lo explica muy bien Sir Martin Rees en su afamado libro: Seis números nada más: Las fuerzas profundas que ordenan el Universo. Rees fue profesor de la Royal Society Research, es profesor emérito de cosmología y astrofísica en la universidad de Cambridge y tiene el título de Astrónomo Real. También pertenece a la Royal Society, la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos y la Academia Rusa de Ciencias. Tiene autoridad para hablar de las constantes que rigen la física del Universo.
El doctor Rees explica en su libro estas seis constantes y cómo operan: “Hacia el comienzo del siglo XXI hemos identificado seis números que parecen especialmente importantes. Dos de ellos se relacionan con las fuerzas básicas; dos fijan el tamaño y la textura general de nuestro Universo y determinan si seguirá existiendo para siempre; y otros dos fijan las propiedades del espacio”. Después de publicado Seis números nada más en 1999, se han identificado otras constantes similares. (Para más información, vea el artículo: Un Universo hecho a la medida en la edición de enero y febrero del 2019, página 23).
La siguiente es una de las seis constantes, descrita brevemente por el doctor Rees:
“Épsilon [ε], es 0,007 y define la firmeza con que se unen los núcleos atómicos y cómo se formaron todos los átomos en la Tierra. El valor de épsilon controla la energía proveniente del Sol y, lo que es más sensible, cómo las estrellas transmutan el hidrógeno en todos los átomos de la tabla periódica. Por causa de lo que ocurre en las estrellas, el carbono y el oxígeno son comunes, pero el oro y el uranio son raros, Si épsilon fuera 0,006 o 0,008, nosotros no podríamos existir” (Rees, pág. 2).
Estos seis números, en conjunto, se han descrito como una especie de receta para nuestro Universo. Como lo ha reiterado el doctor Rees, si alguno de ellos variara ligeramente, o si no estuvieran “sincronizados con toda precisión”, el Universo y la vida tal como los conocemos no podrían existir. Las probabilidades de que todas estas constantes tengan sus valores específicos como resultado del azar son infinitesimales: casi cero. Por tanto, es preciso considerar la existencia de un Diseñador cósmico. Sin embargo, muchos científicos prefieren buscar otra explicación.
Si la probabilidad matemática de que nuestro Universo, viable y propicio para la vida, haya evolucionado fortuitamente sea infinitamente pequeña, ¿cómo se pretende explicar su existencia sin un Diseñador? La única manera de hacerlo es suponer que se ha formado un número infinito de universos y que el nuestro, por simple casualidad, ¡resultó ser el que funciona! Si nuestro Universo no existiera en su forma actual, según razonan estos científicos, no viviríamos para saberlo. Esta no es una respuesta muy satisfactoria.
Esta hipótesis promueve la idea del Multiverso, en contraposición con el Universo. Es una idea especulativa y enteramente hipotética, pero recibe muchísima atención de los científicos que comprenden que, sin la posibilidad de algún tipo de multiverso, siendo muchos los conceptos propuestos para un Multiverso, la única conclusión lógica quizá sea que nuestro Universo fue diseñado. Las implicaciones de esto serían enormes. ¡Algunos argumentan que la ciencia, de hecho, demostraría la existencia de Dios!
De nuevo, el profesor Rees explica su perspectiva:
“Estos seis números constituyen una receta para un Universo. Además, el resultado es sensible a sus valores: si uno cualquiera de estos números estuviera desajustado, no habría estrellas ni vida. ¿Es este ajuste perfecto un simple hecho escueto o una coincidencia? ¿O se debe a la providencia de un Creador benévolo? Yo asumo la postura de que no es ni lo uno ni lo otro. Es posible que exista una infinidad de universos donde los números sean diferentes. La mayoría morirían al nacer o serían estériles. Nosotros podíamos surgir, y por lo tanto, naturalmente, nos encontramos solo en un Universo con la combinación correcta” (Rees, pág. 4).
El profesor se inclina hacia esta visión del Multiverso, pero reconoce que: “claramente, aún no es más que una hipótesis tentativa” (Rees, pág. 150). No ha cambiado de parecer en estos temas; en su libro: En el futuro, publicado en el 2018, escribe respecto de la teoría del Multiverso: “Es altamente especulativa… pero es ciencia fascinante y puede ser verdad” (Pág. 188).
¿Altamente especulativa? ¿Puede ser verdad?
En otras palabras, su esperanza es que un día la humanidad demuestre que vivimos cómodamente en un Universo a la Ricitos de Oro, uno que está “en su punto”, rodeado de un número infinito de otros universos que son, por así decirlo, “demasiado calientes” o “demasiado fríos”.
El doctor Rees explica que una respuesta dada por personas que se encuentran ante estos hechos es que “no podríamos existir si estos números no estuvieran ajustados de la manera adecuada ‘especial’: pero siendo evidente que aquí estamos, no hay por qué sorprenderse. Muchos científicos adoptan este argumento, pero a mí ciertamente me deja insatisfecho” (Seis números nada más, pág. 148). ¡No es el único insatisfecho!
George F. R. Ellis es un cosmólogo, matemático y distinguido profesor emérito de sistemas complejos en la universidad de Ciudad del Cabo, y además, ganador del premio Templeton. Es coautor de: La estructura a gran escala del espacio-tiempo, con otro cosmólogo afamado, Stephen Hawking, ya fallecido. Respecto de la posibilidad de un Multiverso, Ellis observó:
“Ninguna observación astronómica puede ver jamás esos otros universos. Los argumentos son indirectos en el mejor de los casos. Y aunque exista el Multiverso, deja sin explicar los misterios profundos de la naturaleza… Soy escéptico en cuando a esta argumentación. No creo que la existencia de esos otros universos se haya demostrado, ni que se pueda demostrar… Pueden existir o no universos paralelos; el caso no se ha demostrado. Tendremos que vivir con esa incertidumbre. No hay nada de malo en la especulación filosófica basada en ciencia, y esas son las propuestas sobre un Multiverso. Pero debemos llamarlo lo que es” (¿Existe realmente el Multiverso?, Scientific American, agosto del 2011).
Los investigadores no están ni cerca de llegar a una respuesta sobre el asunto del Multiverso. En su libro más reciente, el doctor Rees también declaró: “Quizá podamos, para finales de este siglo, preguntar si vivimos o no en un Multiverso y cuánta variedad muestran sus ‘universos’ constitutivos” (En el futuro). ¿Pero será necesario que el mundo espere hasta finales de este siglo para reconocer la alta probabilidad de que nuestro Universo tenga un Diseñador?
El filósofo canadiense John Leslie escribió que, si se encontrara ante 50 hombres de un pelotón de fusilamiento, no estará presente más tarde para considerar el hecho de que alguno de los miembros habría errado el tiro ¡a menos que todos erraran! Pero si todos erraran el tiro y él sobreviviera a la experiencia, naturalmente llegaría a la conclusión de que hubo una razón por la cual ninguno acertó a darle, y posiblemente quisiera conocer esa razón. Al mirar nuestro Universo perfectamente ajustado, una persona racional consideraría la posibilidad de que fuera creado. Tomando en cuenta el hecho de que la alternativa a un Universo diseñado es, en palabras de famosos cosmólogos, “especulación filosófica basada en ciencia”, una “hipótesis tentativa” y “no demostrada”, parece irracional rechazar de entrada, como hacen tantos, la idea de que nuestro Universo fue diseñado. Es irónico que personas que se presentan como muy devotas de la razón, pueden mostrarse bastante irracionales cuando se ven ante hechos que suponen un desafío a sus convicciones personales.
La cosmología moderna entiende en general que hay dos opciones: o bien un Universo diseñado, o bien algún tipo de Multiverso. Muchos científicos que rechazan la fe religiosa reconocen, con renuencia, que si no se encuentran pruebas contundentes de que hay un número infinito de universos, nuestro Universo quizás haya tenido un Diseñador.
El profesor Ellis continúa: “Los proponentes del Multiverso presentan un argumento final: que no hay buenas alternativas… si desecháramos el Multiverso, necesitaríamos una alternativa viable. Esta exploración de las alternativas depende de qué tipo de explicación estamos dispuestos a aceptar” (¿Existe realmente el Multiverso?). Muchos científicos son sumamente reacios a considerar la alternativa de que hubo un Diseñador de nuestro Universo porque solamente aceptan explicaciones que se basen enteramente en el mundo material, explicaciones que se puedan medir y probar. Si llegaran a la conclusión de que nuestro Universo fue diseñado, tendrían que preguntar: “¿Quién lo diseñó?”. Y la mayoría preferirían no hacerlo.
Muchas personas dicen que creerán algo solamente en la medida en que vean la evidencia. Quizás el lector mismo lo haya dicho. Esa afirmación viene de una filosofía llamada evidencialismo, que es el parecer que predomina en la ciencia moderna y en el sistema educativo general. Filosóficamente, el evidencialismo data del siglo 18, pero hay varias dudas en cuanto a lo que esta visión filosófica realmente significa y cómo se aplica. Pero por ahora, apliquemos su principio al tema Universo o Multiverso.
Como se señaló antes, las probabilidades de que nuestro Universo se haya originado al azar, son prácticamente nulas. La evidencia de un diseño cósmico, y de un Diseñador, es profunda.
Pero antes, preguntémonos: ¿Hay alguna evidencia empírica de un Multiverso? ¿Una evidencia que pueda observarse? No hay nada, pese a que astrónomos, físicos y cosmólogos la han buscado con diligencia durante muchos años. Más aún: los proponentes del Multiverso ni siquiera tienen una teoría operativa sólida. Reconocen que el Multiverso no pasa de ser una hipótesis, una idea sin demostrar. No obstante, hay gente muy instruida que continúa teniendo fe en la existencia de un Multiverso, a la vez que rechazan la idea de un Universo diseñado… todo pese a la evidencia arrolladora de esto último.
Siendo así, ¿quién es el irracional? La evidencia favorece abrumadoramente el concepto de un Diseñador.
Si se puede creer algo en la medida en que haya evidencia de ello, debemos preguntar: ¿Habrá brindado la ciencia evidencia para la existencia de Dios? ¿O al menos, de un Diseñador del Universo?
Racionalmente, hay que reconocer que sin señales sólidas y científicas de un Multiverso, científicamente un Universo diseñado resulta altamente probable; y todavía más, es la primera alternativa. Es como un elefante que se pretende esconder en la sala; la mayoría en el mundo de las ciencias opta por no verlo. La mayoría se hace de la vista gorda.
Seamos racionales: consideremos la posibilidad de un Diseñador universal. ¿Diseñaría un Diseñador sin algún motivo? ¿Tendría un Diseñador la intención de que nuestra extraordinaria joya de vida que es la Tierra fuera independiente de un diseño más grande? ¿Se habría detenido este Diseñador en solamente seis números, o sería posible que las proteínas complejas y el ADN también fueran diseñados? ¿Y acaso un Diseñador no se comunicaría con quienes tuvieran la capacidad de hacer preguntas acerca del diseño?
Dios revela información que no se puede saber mediante el análisis del mundo físico. En El Mundo de Mañana entendemos que la fe en lo que Dios dice también nos informa. El apóstol Juan dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:1-3). La Biblia revela quién decidió aquellos seis números.
El apóstol Pablo respondió sin ambages a los críticos cuando escribió: “Lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de Él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios” (Romanos 1:19-22). Pablo explica aún más: “Porque en Él vivimos, y nos movemos, y somos” (Hechos 17:28). Las seis constantes fueron diseñadas y ajustadas por Él, e incluso en el caso muy improbable de que se encontrara algún indicio real de un Multiverso, eso no probaría que Dios no lo creó.
Quienes crean algo lo hacen con un motivo. ¿Qué finalidad tiene la obra del Creador? Su Palabra responde: el Dios de Abraham, Isaac y Jacob nos dice que Él mismo lo creó y ajustó, y además, revela su gran propósito para la creación y para la existencia humana. Ningún cosmólogo, filósofo, teólogo ni físico puede deducir lo que Dios está haciendo. Los propósitos de Dios tienen que ser revelados.
Dios sitúa los hechos en su perspectiva por medio del profeta Isaías: “Mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Eterno. Como son más altos los Cielos que la Tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos” (Isaías 55:8-9). Él tiene conocimiento y sabiduría infinitos y ha existido desde la eternidad.
Dios plantea un desafío a los que creen saber más que Él: “Acordaos de esto, y tened vergüenza; volved en vosotros, prevaricadores. Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero” (Isaías 46:8-10).
Dios revela que ha tenido un plan desde el comienzo del Universo. El apóstol Pablo lo explica: “Estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos [del griego telos, desenlace]” (1 Corintios 10:11). La etapa final del plan de Dios habla muy de cerca de un pueblo que está apartando en esta era.
Este plan no es algo que se pueda observar científicamente, ni que se pueda deducir por simple razonamiento. Es un plan revelado. El apóstol Mateo informó: “Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin parábolas no les hablaba; para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo” (Mateo 13:34-35).
¿Qué secreto es este tan bien guardado? ¡Que Dios está creando hijos! ¡Hijos e hijas de Dios! “Tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora” (Romanos 8:18-22). Este hecho extraordinario: el nacimiento de los hijos de Dios, ocurrirá cuando Jesucristo regrese a establecer su Reino en la Tierra.
Estos hijos inmortales recibirán un Reino que abarcará al mundo entero, y que traerá las bendiciones de la verdad de Dios a toda la humanidad. “Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo” (Mateo 25:34).
Al final del libro citado: Seis números nada más, el profesor Martin Rees hace la gran pregunta, que la mayor parte de los científicos prefieren evadir: “¿Hay una infinidad de universos ‘desajustados’ y por lo mismo estériles? ¿Es la totalidad de nuestro Universo un ‘oasis’ en un Multiverso? ¿O debemos buscar otras razones para explicar los valores providenciales de nuestros seis números?”
Sí se pueden saber las verdaderas razones… Pueden saberlas quienes buscan y creen lo que Dios revela. [MM]