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Se acerca la temporada, y no puedo menos que recordar al ateo de mi tío Jorge. En un folleto reciente relacionado con la Pascua de resurrección, mencioné una conexión entre el rechazo a Dios y sus celebraciones de la llamada Pascua de resurrección. También tengo una anécdota de mi tío que tiene que ver con la navidad, fiesta que se acerca rápidamente.
Cierto día, poco antes de morir, mi tío me habló del tema de la navidad. Sabiendo que yo era un ministro cristiano, y dando por un hecho que yo celebraba la más cristiana de todas las celebraciones, quiso molestarme un poco explicando los orígenes innegablemente paganos de esa fiesta. Explicó que Jesús no nació un 25 de diciembre, y que en todo el mundo las festividades en torno al solsticio de invierno fueron muy anteriores a la navidad. Explicó el origen de una costumbre tras otra, todas en honor a dioses falsos como Mitra, y me mostró cómo se asociaban con las celebraciones romanas de las saturnales y las calendas. Destacó la hipocresía de calificar cierto día de fiesta como cristiana si sus orígenes eran todo menos bíblicos.
Escuché atentamente hasta que hubo terminado su lección gratuita de historia, y luego respondí: “Tío Jorge, todo lo que dices es verdad”. Le dije que él acababa de enumerar las razones por las cuales yo no guardaba la navidad, luego lo miré de frente y le pregunté: “Tío Jorge, ¿tú guardas la navidad?” Ya sabía la respuesta, pero confieso que me divirtió devolverle su propio argumento y sentarlo en el banquillo, por así decirlo. Se retorció un poco en la silla y explicó que se sentía obligado a dar regalos a las personas que se los daban a él. Tal parece que la presión social ejercía un gran poder sobre este ateo declarado.
Allí estábamos, pues, ¡un ministro cristiano que no guardaba la navidad, y un ateo que sí la guardaba!
En El Mundo de Mañana consideramos que la Biblia es la fuente infalible de la verdad, y la guía para la vida personal. Nuestra misión es advertir al mundo de lo que ocurrirá si se rechaza la verdad, y a la vez demostrar que sí hay una verdadera esperanza de un mundo mejor; pero solo con el regreso del Mesías, Jesús de Nazaret. No obstante, ante el actual atentado inexorable contra los valores bíblicos, nosotros continuaremos diciendo la verdad, que se revela claramente en las páginas de la Biblia. Esto es lo que ya deben saber los lectores de El Mundo de Mañana… pero noten que dije: “deben”. ¿Por qué lo dije?
Nuestros lectores, en su mayoría, reconocen y concuerdan con el hecho de que el mundo va por un rumbo equivocado y peligroso. La moral se ha degenerado en grado preocupante, muchas naciones se encuentran divididas, y aun las fuerzas de la naturaleza se han vuelto contra nosotros con tormentas de hielo asoladoras, huracanes destructivos, oleadas de calor sin precedentes, sequías e incendios forestales. Pero mucho antes de esos problemas, el mundo cristiano tradicional ya había dado un giro errado que contribuyó al creciente rechazo de Dios.
Mi tío Jorge no es el único que ve la hipocresía en el cristianismo tradicional y sus celebraciones. No fue así como empezó el cristianismo. En la Iglesia primitiva no se celebraba el natalicio de Cristo. La Enciclopedia Británica afirma: “En época tan tardía como el año 245, Orígenes, en su octava homilía sobre Levítico, repudia como pecado la idea de guardar el natalicio de Cristo ‘como si fuera un rey faraón’” (1911, vol. 6, pág. 293).
Virtualmente, todo historiador serio reconoce que “la Iglesia Cristiana absorbió muchas ideas e imágenes paganas”.
Del culto al Sol, por ejemplo, proviene la celebración del natalicio de Cristo el día veinticinco de diciembre, que era el natalicio del Sol. Las saturnales, fiesta invernal romana entre el 17 y el 21 de diciembre, promovía el regocijo, el intercambio de regalos y las velas que más tarde caracterizaron las fiestas navideñas… En un principio, la Iglesia evitaba ciertas costumbres paganas que después se cristianizaron, en un acto de desobediencia a Dios, como se verá; entre ellas el empleo de velas, incienso y guirnaldas por ser símbolos del paganismo (Eerdmans’ Handbook to the History of Christianity, 1977, págs. 131-132).
Estas realidades poco inmutan al cristianismo convencional. Por lo menos mi tío Jorge nunca argumentó que el día era algo diferente de lo que es. Pero, ¿acaso es malo celebrar la navidad? Como nadie sabe el día en que nació Jesús, ¿por qué no tomar un día en el que los paganos celebraban a su dios, y convertirlo en una fiesta cristiana?
Hacerlo encierra al menos tres problemas. El primero es que el significado que se le atribuye al día de navidad, y todas las costumbres que con este se asocian, no son más que una enorme e innegable mentira. El segundo es que Dios nos ha ordenado no tomar prácticas de los paganos para adorarle (Deuteronomio 12:29-32; Jeremías 10:1-4; ver Marcos 7:6-9). El tercero es que estas celebraciones paganas se convierten en reemplazo de los días que Dios estableció como santos.
Los miembros de la Iglesia del Dios Viviente, patrocinadora de El Mundo de Mañana, celebraron la Fiesta de los Tabernáculos en el mes de octubre pasado. Esto resultará extraño para muchos. ¿Quién ha oído hablar de la Fiesta de los Tabernáculos? Jesús sí, y la guardó aun a riesgo de su vida (Juan 7:2-10). Y cuando regrese como Rey sobre toda la Tierra (Zacarías 14:1, 4, 9), instruirá a todas las naciones para que envíen representantes a guardarla en Jerusalén (v. 16). Es tan importante para Dios que todas las naciones guarden esta Fiesta, que castigará a las que rehúsen hacerlo (vs. 17-19). Posiblemente esto no lo dirán en los servicios religiosos del domingo, pero no lo crean porque nosotros lo decimos, sino búsquenlo leyendo esos versículos en la Biblia.
Recordemos que Jesús guardaba la Fiesta de los Tabernáculos, y espera que a su regreso todas las naciones la guarden igualmente. Consideremos también que la Biblia no hace ninguna mención de alguien que guardara la celebración anual del natalicio de Jesús. Sí habla de su nacimiento… pero esta conocida historia ha sido corrompida por cuentos populares. Cuando los magos llegaron, Jesús no se encontraba en un establo sino en una casa, porque esto ocurrió semanas o aun meses después de que nació (Mateo 2:11, 16). Le dieron presenten no porque fuera su natalicio, sino porque había nacido para ser Rey. Esto y mucho más se explica en nuestro folleto titulado: ¿Es cristiana la navidad?
Realmente vivimos en un mundo lleno de confusión, y no nos referimos únicamente a la política y los sucesos de actualidad. El cristianismo tradicional se encuentra en estado de confusión, tal como lo predijo la Biblia. La primera señal que dio Jesús como indicador de “el fin de la era” es el cristianismo falso: “¿Cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo? Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe. Porque vendrán muchos en mi nombre [reclamando como propia la autoridad de Jesucristo], diciendo: [que] Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán” (Mateo 24:3-5).
Cuando quienes se declaran cristianos reemplazan con celebraciones y fiestas paganas los días que Jesús, los apóstoles y la Iglesia primitiva guardaban; el plan maestro de Dios para la humanidad se vuelve borroso y se olvida. No obstante, siempre hay personas que siguen el ejemplo de Jesucristo y guardan la Pascua, la Fiesta de los Panes Sin Levadura, el Día de Pentecostés, la Fiesta de las Trompetas, el día de Expiación, la Fiesta de los Tabernáculos y el Último Gran Día. Cada una de estas fiestas señala una etapa en el plan de Dios para la humanidad, y cada una es una feliz celebración de lo que cada etapa representa.
Muchas personas sienten curiosidad por estas fiestas, y quizás usted se cuente entre ellas. Personalmente, vengo guardándolas en compañía de miles de personas desde hace más de 60 años, y siempre he disfrutado por hacerlo. Las costumbres frívolas que dejé atrás hace años, no merecen compararse con los días llenos de satisfacción y alegría que Dios nos ha dado. Si desea saber más sobre las fiestas bíblicas y los días santos, le invitamos a pedir un ejemplar gratuito de nuestra guía de estudio: Las fiestas santas—Plan maestro de Dios, puede solicitarlo escribiendo un correo a: [email protected], o bien puede descargarlo desde nuestro sitio en la red: www.elmundodemanana.org.