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¿Habremos vuelto a ignorar las señales de una guerra mundial inminente?
¿Reconocemos al menos las señales de advertencia?
¿Qué revelan la historia, la Biblia y las profecías del tiempo del fin?
La vida es buena para la mayoría de quienes habitan en las naciones llamadas del primer mundo, o desarrolladas. Muchos residentes en Hawái seguramente sentían lo mismo al levantarse por la mañana aquel domingo soleado. Pero, el 7 de diciembre de 1941, sería un día de infamia que viviría en la memoria de ellos y en el resto de la nación.
Europa ya estaba en guerra. Habían transcurrido escasamente dos decenios desde la llamada: “Guerra que pondría fin a todas las guerras”, la cual, directa o indirectamente, cobró la vida de más de 20 millones entre soldados y civiles. Por lo tanto, la mayoría de los estadounidenses no tenían ningún deseo de inmiscuirse en una guerra al otro extremo del Atlántico, mucho menos en una al otro extremo del Pacífico. Tan firme era el sentimiento de aislamiento del país en 1941 que, cuatro meses antes, el gobierno estuvo a punto de eliminar el reclutamiento obligatorio. “El margen de victoria en la Cámara de Representantes fue de un voto en favor del reclutamiento, y habría sido tan fácil perder la batalla como ganarla, si no fuera por la personalidad del presidente de la cámara, Sam Rayburn, unida a su don de liderazgo, su manejo del procedimiento parlamentario y, a la hora de la verdad, la velocidad de rayo de su martillo. Si Rayburn hubiera fracasado, el ejército podría perder dos tercios de su fuerza, y tres cuartos de su cuerpo de oficiales” (Cómo salvó Mr. Sam el reclutamiento, The Washington Post, 18 de agosto de 1991).
Cualquier observador en el mundo podía ver las señales de advertencia de lo que se avecinaba, pero muchos deseaban creer que lo catastrófico no ocurriría. Japón hacía gala de su fuerza en China, y las relaciones entre Japón y Estados Unidos se venían deteriorando durante buena parte de la década anterior. “Hacia finales de los años treinta, la política exterior estadounidense en el Pacífico se centraba en apoyar a China, y por lo tanto, la agresión japonesa contra China, necesariamente involucraría al Japón en un conflicto con Estados Unidos” (Ataque a Pearl Harbor, Britannica.com, 30 de noviembre del 2022).
Japón ya se había apoderado de partes de China, y persistían los choques entre soldados japoneses y chinos. “En la noche del 7 de julio de 1937, una pequeña fuerza japonesa que hacía maniobras cerca del puente Marco Polo, exigió la entrada al pueblito de Wanping para buscar a uno de sus soldados” (Incidente en el puente Marco Polo, Britannica.com, 30 de junio del 2022). El puesto militar chino les negó la entrada. Pasaron varias horas mientras iban y venían las negociaciones. Entonces alguien disparó un tiro, y lo que había comenzado como una escaramuza local entre dos pequeños contingentes de soldados, estalló, y se convirtió en la Segunda Guerra Chino-Japonesa (1937-1945).
Si miramos retrospectivamente ya sea a Hitler o Mussolini en Europa, o los movimientos japoneses contra el este de Asia, vemos que el mundo se encaminaba sonámbulo hacia el conflicto más grande que la humanidad haya conocido; conflicto que costó entre 40 y 70 millones de vidas. ¿Actuamos de manera diferente ahora? ¿O nos encontramos también al borde de lo impensable?
Japón calculó mal después del incidente en el puente Marco Polo. Lo que previó como una guerra corta, decidió la unión de dos fuerzas opuestas en China, los comunistas y los nacionalistas, en contra de un enemigo común; y ese conflicto se alargó durante ocho terribles años. Ante su carencia de recursos naturales como petróleo, hierro, caucho y otras materias primas; a fin de alimentar su aparato bélico, Japón dirigió sus fuerzas contra la Indochina francesa: Vietnam, Laos, Camboya y una pequeña parte de China. Esto causó alarma en Washington. “En julio de 1941, cuando los japoneses ya habían ocupado toda la Indochina, y habían celebrado una alianza con las potencias del Eje: Alemania e Italia; el gobierno de Estados Unidos rompió todos sus lazos comerciales y económicos con Japón. Congeló los bienes japoneses, y declaró un embargo a los envíos de petróleo y demás materiales bélicos vitales destinados a Japón” (Ataque a Pearl Harbor, Britannica.com).
El ataque repentino contra Pearl Harbor fue el resultado de una serie de fuerzas que se dirigían inexorablemente hacia un choque. Para quienes estén dispuestos a aceptar la realidad, los aviones japoneses no salieron de la nada. Fue la consecuencia inevitable de una aproximación gradual hacia la guerra, la que había empezado un decenio antes.
La pregunta es: ¿Hacia adónde se encamina nuestro mundo? Un conocido estudioso de la historia, conocido como realista, nos da su respuesta. El siguiente titular apareció en NBC News: Exlíder soviético Mijaíl Gorbachov: “El mundo se prepara para la guerra” (27 de enero del 2017). Eso fue cinco años antes de la invasión rusa de Ucrania. Así como el mundo de los años treinta entró sonámbulo en el mayor conflicto de la historia humana, también nuestras naciones andan sonámbulas, dirigiéndose, decisión por decisión, a una catástrofe.
Rusia previó que su guerra contra Ucrania sería rápida y fácil, lo mismo que Japón había previsto para su guerra contra China. El presidente Putin y sus asesores se equivocaron. No habían transcurrido dos meses desde el comienzo de la operación militar especial de Putin, cuando Ucrania mandó al fondo del mar Negro al buque insignia de la Armada rusa; lo que dio ocasión a este sombrío titular: “‘La Tercera Guerra Mundial ha comenzado’, dicen los medios estatales del Kremlin tras el hundimiento del buque de guerra Moskva”. El artículo prosiguió, informando:
Olga Skabeyeva, una de las principales figuras mediáticas de Putin… hizo la extravagante afirmación de que la guerra en Ucrania se había intensificado y convertido en una guerra contra la OTAN: “Se ha intensificado, convirtiéndose, más bien, en lo que podemos llamar la Tercera Guerra Mundial. Esto es certísimo. Ahora es definitivo que estamos peleando contra la infraestructura de la OTAN, si no contra la OTAN misma. Esto hay que reconocerlo” (“La Tercera Guerra Mundial ha comenzado”, dice prensa estatal del Kremlin tras hundimiento del buque de guerra Moskva, Free Press Journal, 15 de abril del 2022).
¿Fue tan extravagante su afirmación como dijo Microsoft News? No, según el papa Francisco, quien un mes más tarde hizo un análisis parecido de la situación:
“Se ha declarado la Tercera Guerra Mundial”, dijo el papa Francisco, en una conversación, sobre muchos temas, con directores de revistas jesuitas europeas el 19 de mayo del 2022, refiriéndose al ataque ruso contra Ucrania… “El mundo está en guerra”, dijo. “Para mí, la Tercera Guerra Mundial se ha declarado. Esto es algo que debería hacernos reflexionar. ¿Qué le pasa a la humanidad, que hemos tenido tres guerras mundiales en un siglo?” (Papa Francisco: “Se ha declarado la Tercera Guerra Mundial”, America: The Jesuit Review, 14 de junio del 2022).
¿Fue esto una exageración? Estas dos citas están lejos de ser las únicas que expresan el mismo parecer. Escribiendo en Unherd.com, Rob Lownie informó el 17 de enero del 2023:
“La Tercera Guerra Mundial ya ha comenzado, según uno de los más destacados intelectuales franceses, Emmanuel Todd. Hablando a Le Figaro la semana pasada, el antropólogo e historiador aseguró: ‘El Occidente también ha entrado en un conflicto existencial.
Es evidente que el conflicto, que empezó como una guerra territorial limitada, y se intensificó hasta convertirse en una confrontación económica global, entre la totalidad de Occidente por una parte, y por otra parte Rusia y China; se ha convertido en una guerra mundial’, le dijo Todd a la publicación francesa” (Emmanuel Todd: La Tercera Guerra Mundial ya comenzó, The Post, 16 de enero del 2023).
Vez tras vez, Occidente ha dado un giro a su posición, respecto a la magnitud de su ayuda para el régimen del presidente ucraniano Volodimir Zelenski, dejándose absorber más y más profundamente en el conflicto. Estados Unidos dijo que no enviaría misiles Patriot, pero más tarde cedió bajo la presión de Zelenski. Un país tras otro de la OTAN resolvió no enviar tanques, y luego, cedió con reticencia. Con cada giro hay más en juego para las naciones de la OTAN, y cada vez que se refuerza la inversión, es más difícil retirarse de la confrontación. La decisión de la OTAN de enviar tanques modernos a Ucrania produjo esta airada respuesta de Moscú:
Rusia advirtió hoy que la decisión alemana de enviar decenas de tanques modernos a Ucrania es “sumamente peligrosa” y que “llevará el conflicto a una nueva escalada”… Yevgeni Satanovski, vocero de Putin, declaró al canal Waldman-LINE que se deben emplear misiles con cabeza nuclear contra el centro de la democracia alemana. Dijo: “Nuevamente marcharán por Ucrania tanques alemanes con cruces en el blindaje, atacando a los soldados rusos”… Mientras tanto, Vladimir Soloviov, el propagandista preferido de Putin, también vociferaba contra el movimiento, que él ve claramente como… “prueba para ojos rusos de que Alemania se ha unido directamente a la guerra” (The Daily Mail, 25 de enero del 2023).
No bien se había tomado la decisión sobre los tanques, cuando Zelenski comenzó a presionar a la OTAN para que enviara cazas. “En la Cámara de los Comunes en Londres, preguntaron al Secretario de Defensa británico, Ben Wallace, sobre informes que hablaban de la posible ‘creación de una coalición de cazas con Ucrania’”. Su respuesta es tan exacta como inquietante: “Desde que asumimos la batalla con el envío de tanques a Ucrania, la gente pregunta, con razón, ‘qué seguirá del arsenal’”, respondió Wallace. “Lo que sabemos acerca de esas peticiones es que la respuesta inicial es no, pero más tarde se convierte en sí” (Biden descarta suministro de bombarderos F-16 a Ucrania, mientras el debate se acentúa en Europa, CNS News, 31 de enero del 2023).
Desde el comienzo de las hostilidades fue evidente que Putin se lanzaba con todo, tan comprometido que no podía darse el lujo de perder si pretendía mantenerse en el poder. Ahora se ve a la OTAN navegando en el mismo barco sin quilla. La OTAN y Occidente no pueden darse el lujo de perder. Lo que empezó como una guerra territorial limitada ha progresado hasta convertirse en un conflicto global. Cuando las potencias del mundo se enfrascan en un conflicto que no pueden darse el lujo de perder, el desenlace probablemente nunca será bueno para el planeta. Lo que estamos viendo ¡es una repetición de los años treinta!
En la obra de Ernest Hemingway: Siempre sale el Sol, Bill Gorton le pregunta a Mike Campbell cómo cayó en la bancarrota. La respuesta de Mike fue: “En dos partes: poco a poco y luego de repente”.
Las guerras mundiales no salen de la nada. La respuesta del ficticio Mike Campbell se aplica a muchas situaciones en la vida, entre estas los conflictos más grandes. Las naciones van tomando pequeñas decisiones, que van acumulándose hasta que algo cede. El asesinato del archiduque Francisco Fernando, el 28 de junio de 1914, fue la culminación de tensiones que crecían debajo de la superficie, y pronto vino a ser la chispa que encendió la Primera Guerra Mundial. El incidente del puente Marco Polo en China fue la chispa que, tras diez años de intensificación, encendió una guerra en Asia que se extendió hasta lejos de ese Continente.
A muchos les sorprendería saber que, lo que estamos viendo en Europa, ya estaba predicho en el libro conocido como la Biblia. No se menciona específicamente que Rusia atacaría a Ucrania, pero sí los efecto de la invasión. Aquí en El Mundo de Mañana llevamos decenios diciendo que Alemania iría a convertirse nuevamente en una gran potencia militar, y que estaba destinada a encabezar a un grupo de diez naciones o líderes que harían guerra de nuevo contra el mundo. Esta predicción se encuentra en las páginas de la Biblia. Le invitamos a leer nuestras publicaciones: Alemania en profecía y La bestia del Apocalipsis: ¿Mito, metáfora o realidad inminente? Puede solicitar estos folletos gratuitos enviando un correo a: [email protected], o también puede descargarlos desde nuestro sitio en la red: www.elmundodemanana.org.
Como expliqué en nuestra revista: El Mundo de Mañana, edición de septiembre y octubre del 2022, página 4: “Más de un presidente de Estados Unidos ha pedido que Alemania, y otros Estados europeos, cumplan con su obligación de dedicar el 2 por ciento del PIB a gastos de defensa. El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, llegó al extremo de amenazar con retirarse de la alianza si no lo hacían… Vladimir Putin logró que se realizara este cambio de la noche a la mañana”.
Alemania, y otras naciones europeas, se disponen febrilmente a ponerse en condiciones de afrontar el desafío que les espera. El canciller alemán, Olaf Scholtz, anunció que su país sobrepasaría el tope del dos por ciento anual en gastos militares, y apartó otros 100 mil millones de euros para reconstruir la declinante Bundeswehr. Tomará tiempo, y no se hará de la noche a la mañana, pero el surgimiento del poder de la bestia posiblemente no esté lejos.
Consideremos este impresionante titular del diario Jerusalén Post: “Expresidente ruso Medvedev: El ‘Cuarto Reich’ se compondrá de Alemania y Polonia”. En el artículo dice:“Se creará el Cuarto Reich, que comprenderá el territorio de Alemania y sus satélites, es decir Polonia, los estados Bálticos, la República Checa, Eslovaquia, la República de Kiev y otros marginales; dijo el lunes por la noche Dmitry Medvedev, expresidente de Rusia, y partidario firme de la invasión en Ucrania” (The Jerusalem Post, 28 de diciembre del 2022).
Ninguno de nosotros puede saber con seguridad cuándo aparecerá este Cuarto Reich, pero si alguien de la talla de Medvedev expuso la predicción, no debemos desatenderla con ligereza. Hay que preguntarse qué estará sucediendo tras bastidores, y la respuesta quizá se encuentre en un artículo del Asia Times:
“El secretario de estado, Anthony Blinken de los Estados Unidos, probablemente pensó que en el papel de policía del mundo que a sí mismo se asignó, tenía la prerrogativa de averiguar qué está ocurriendo entre Alemania, China y Rusia; y que él ignoraba. Pero la llamada de Blinken al ministro chino de asuntos exteriores, Wang Yi, el viernes 23 de diciembre, resultó un fiasco.
Seguramente su intención fue reunir detalles sobre dos intercambios de alto nivel que tuvo el presidente chino, Xi Jinping, en dos días sucesivos de la semana pasada: respectivamente, uno con el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier, y otro con el expresidente ruso y jefe del Partido Rusia Unida, Dmitry Medvedev.
Blinken probablemente conjeturó, con inteligencia, que la llamada de Steinmeier a Xi el martes, y la visita sorpresiva de Medvedev a Pekín, así como su entrevista con Xi el miércoles, posiblemente no fueron coincidencia” (Triángulo Alemania-China-Rusia sobre Ucrania, 25 de diciembre del 2022).
No podemos menos que preguntarnos qué se habló en esas reuniones. ¿Qué información confidencial tiene Medvedev? Su predicción de que este año surgirá un Cuarto Reich, ¿será una especulación desbordada, o tal vez que está más enterado de lo que estamos los demás? El tiempo dirá si su cronología es acertada, pero según la Biblia, la predicción es exacta en lo demás, y el estado del mundo nos indica que ciertamente estamos en el período que corresponde al surgimiento del poder de la bestia en Europa.
La caída de los Estados Unidos, y el colapso del dólar puede acelerar el cambio geopolítico, y Medvedev tuvo algunas predicciones en este sentido. Además dijo: “El sistema de administración monetaria de Bretton Woods se derrumbará, lo que llevará a la caída del FMI y del Banco Mundial. El euro y el dólar dejarán de circular como monedas de reserva mundial. En su lugar se emplearán, de hecho activamente, monedas digitales” (The Jerusalem Post). En los últimos años sobre esto han especulado muchos. Para el que entiende, o no entiende; el sistema de Bretton Woods, y cómo estableció el dólar estadounidense como moneda de reserva del mundo, basta decir que la vida en ese país y en otras naciones occidentales daría un vuelco para mal, ¡de la noche a la mañana!
Predecir los hechos futuros es difícil, y todavía más atribuirles una cronología. Pero Dios revela la historia por adelantado en las páginas de su Palabra, la santa Biblia. Hace más de 2.500 años le dio al profeta Daniel un esbozo de la historia Universal, identificando las principales potencias imperiales que decidirían la forma del mundo desde entonces hasta ahora. El apóstol Juan recibió más detalles que se agregan a este marco general, y los consignó en el libro del Apocalipsis.
La predicción de Dmitry Medvedev, sobre un Cuarto Reich alemán con la participación de otras naciones europeas, concuerda con la profecía bíblica. Entonces queda como única pregunta: ¿Cuándo va a ocurrir? Hay mucha actividad detrás de bastidores. Estados Unidos ha caído en la bancarrota moral, distraído por una agenda de oposición a Dios, profundamente dividido y, en lo económico, endeudado en más de 31 billones de dólares [Trillones en Estados Unidos]. Algo parecido puede decirse del Reino Unido, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica. Hay quienes prevén una segunda guerra civil en Estados Unidos, que destruiría la poca unidad que queda en la nación. De ocurrir, ¿en qué quedarán las naciones que han estado bajo la protección estadounidense?
La profecía bíblica sí se cumplirá: Sí caerán Estados Unidos y las naciones que formaron parte de la Gran Bretaña, que han rechazado a su Creador y se han entregado a la inmoralidad. La guerra en Ucrania constituye un grave peligro para las potencias occidentales y orientales. En el futuro cercano veremos una realineación geopolítica grande en Europa, según la profecía bíblica: Los actuales aliados se convertirán en enemigos.
No somos, por supuesto, la primera generación que vive tiempos difíciles, pero la Biblia tiene palabras de aliento para quienes confían en Dios y le obedecen fielmente. “Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca” (Hebreos 11:7). El sabio rey Salomón también comprendía que al final las cosas saldrían bien para quienes le temen a Dios, aquellos que realmente lo sitúan en el primer lugar de su vida. “Aunque el pecador haga mal cien veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; y que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de Dios” (Eclesiastés 8:12-13).
Cuando Judá cayó en cautiverio, cuatro jóvenes judíos fueron transportados con miles de personas más a una tierra extraña, y un futuro incierto. Daniel, Sadrac, Mesac y Abed-nego; confiaron en Dios en las circunstancias más difíciles, y Dios los sacó adelante (Daniel 3:6, 26-28).
El profeta Jeremías vivía en Jerusalén en ese tiempo, y cuando cayó la ciudad, Dios lo protegió junto con su secretario Baruc (Jeremías 39:11-14; 45:1-5). De igual manera, preservó a Ebed-melec, un eunuco etíope que confiaba en Dios y que contribuyó a salvar la vida de Jeremías (38:7-13; 39:15-18). Antes de eso, el rey David había conocido muchos peligros, pero temía a Dios más que a los hombres; y Dios veló sobre él todos los días de su vida. “En Dios he confiado; no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre?” (Salmos 56:11).
Una extraña visión consignada en Ezequiel 9 presenta a la ciudad de Jerusalén en una metáfora, y trae un mensaje para las diez tribus del Norte de Israel (Ezequiel 9:3-5). En esta visión, se ordena a seis hombres que recorran la ciudad y maten a sus habitantes. Otro hombre, el séptimo, lleva un tintero de escribano, y se le ordena recorrer la ciudad y poner una señal en la frente de todos los “que gimen y que claman” (se lamentan) por las abominaciones cometidas entre sus conciudadanos. A los verdugos se les manda: “Matad a viejos, jóvenes y vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno; pero a todo aquel sobre el cual hubiere señal, no os acercaréis; y comenzaréis por mi santuario” (Ezequiel 9:6). El hecho de comenzar por el santuario de Dios quizá sugiere que este castigo vendrá primero sobre los hipócritas religiosos, quienes dicen ser piadosos pero no viven conforme a los mandamientos de Dios.
Fiel a la descripción del personaje ficticio de Hemingway, Mike Campbell, nuestro mundo realmente se encamina sonámbulo hacia un Armagedón, al cual llegará poco a poco y luego repentinamente. El fin del mal gobierno humano en la Tierra no ha llegado aún, ya que faltan por cumplirse muchas profecías. Pero, como hemos visto en los últimos tres años, el mundo puede cambiar dramáticamente de la noche a la mañana. Estamos pasando de poco a poco a repentinamente. ¿No es esto lo que escribió el profeta Isaías respecto de nuestro mundo rebelde?: “Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; por tanto, os será este pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída viene súbita y repentinamente” (Isaías 30:12-13).
¡Estemos atentos a grandes sorpresas que sacudirán al mundo en las próximas semanas o meses!