Para la mayoría de nosotros, una esponja es un simple objeto de uso casero. Gracias a su suavidad y absorción, las esponjas sirven para limpiar el cuerpo, los pisos y la losa o para aplicar pintura a las paredes. Aunque hoy suelen fabricarse de algún material sintético, las esponjas siempre se han extraído de los mares; son cuerpos desecados de unos invertebrados acuáticos.