La capilla funeraria estaba llena cuando entré para presentar mis respetos a la familia de un viejo amigo y a su viuda. De jóvenes, hace décadas, trabajamos juntos para una empresa nacional. Su objetivo era convertirse en abogado. Asistió a la facultad de derecho nocturna y, con el tiempo, comenzó una exitosa práctica legal. Su conducta tranquila, reputación de imparcialidad y aplicación imparcial de la ley lo llevaron a convertirse en juez de circuito, donde se desempeñó con distinción durante varios años.