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Dios da sueño a los que ama (Salmos 127:2). Dios también creó el cuerpo humano de manera que necesita el sueño diario para sanarse y reconstruirse. Las investigaciones recientes continúan demostrando los beneficios, el poder y la importancia del sueño nocturno regular. También se ha demostrado que la pérdida de sueño nocturno regular causa grandes deterioros a la salud. “El vínculo entre el trabajo nocturno y la mala salud se conoce desde hace varios años, y los que trabajan después de la oscuridad son más propensos a padecer diabetes, obesidad, baja fertilidad, ataques cardíacos y tumores” (Telegraph, 26 de junio de 2017). Una nueva investigación demuestra que las personas que trabajan turnos nocturnos experimentan mucho menos reparación de tejido de ADN que los que trabajan turnos diurnos y duermen durante la noche. El resultado a largo plazo de no reparar el ADN incluye un mayor riesgo de cáncer (ibídem). Las obras de Dios incluyendo el cuerpo humano son “formidables, maravillosas” (Salmos 139:14). ¡Él diseñó el cuerpo no solo con la necesidad de dormir, sino que lo diseñó para experimentar el sueño más reparador durante la noche! Para más claves para mantenerse saludable, lea “¿Sigue usted las huellas de Cristo?”.