La guerra de los mundos | El Mundo de Mañana

La guerra de los mundos

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Decenios después de la famosa novela: La guerra de los mundos, Oriente Medio vive un verdadero conflicto con un agresor tan intransigente como los invasores alienígenas de H.G. Wells.

La guerra de los mundos presentaba la invasión del mundo por seres del planeta Marte. Años después, la famosa novela de H.G. Wells, que se escribió y tiene lugar en Inglaterra en la época victoriana, fue adaptada para la radio y se representó gráficamente en películas de Hollywood. La primera de estas, producida en 1953, alcanzó reconocimiento como un ícono cultural que daría su forma a futuras películas de ciencia ficción.

Todos sabemos del criminal ataque de las fuerzas de Hamás contra Israel el 7 de octubre del 2023. Hoy en día, realmente somos testigos de un conflicto mundial real y creciente, que involucra a un agresor en todos los sentidos tan intransigente en su objetivo como aquellos invasores del otro mundo en la historia de Wells; y un Estado soberano incapaz de ceder a las demandas de enemigos como los terrestres asediados y enfrentados a la perspectiva de un genocidio. Y la causa religiosa, la ideología impulsora, es tan ajena a las mentes occidentales como los invasores marcianos. El conflicto no tiene solución política, solo una conclusión religiosa.

Julio señala el séptimo mes desde el atentado de Hamás. La reacción a estos meses de guerra ha estado marcada por el énfasis del mundo Occidental en los derechos humanos de los palestinos. Los responsables políticos y los expertos occidentales ven la solución a los problemas en términos de teoría política.

A partir de la Revolución Francesa y el establecimiento de los Estados Unidos, el mundo Occidental ha juzgado los acontecimientos en términos de derechos humanos. La partición de la tierra llamada Palestina por parte de las Naciones Unidas en 1947, fue impulsada por este espíritu político. El establecimiento del Estado de Israel un año más tarde también fue de índole política (ver “Jerusalén: Lo que depara el futuro”, en El Mundo de Mañana, edición de enero y febrero del 2024, pág. 20).

Mentalidad despiadada y decidida

Avanzamos al 7 de octubre del 2023. La invasión a Israel por las fuerzas de Hamás no fue simplemente un hecho político. A Hamás no le interesan para nada los derechos humanos como los define Occidente, sino que busca establecer un Estado islámico que abarque la región conocida ahora como Israel. Para el Islam, la política necesariamente es secundaria a los objetivos religiosos, y para muchos musulmanes un objetivo clave es quitar a los judíos el derecho a vivir en Israel. Los hutíes en el Yemen y Hezbolá en el Líbano, deseosos de meterse en el conflicto actual para apoyar a los palestinos, ven una lucha, no por los derechos humanos, sino por el dominio religioso.

Encuestas hechas en Gaza y Cisjordania señalan un respaldo arrollador a Hamás y su acción del 7 de octubre. La población ha sido aleccionada para desear la destrucción del Estado de Israel, y el resultado de esa destrucción no sería un estado democrático sino islámico.

Irán, principal benefactor de Hamás, también es mal interpretado por la mayoría en Occidente. La caída del régimen del Shah Reza Pahlavi hacia finales de los años setenta, sigue viéndose como consecuencia de la demora del Shah en occidentalizar a ese país. La realidad es todo lo contrario: occidentalizó a Irán tan rápidamente que las tradiciones de su legado musulmán chiita estuvieron a punto de desaparecer. El reinado de los ayatolas que lo sucedieron ha restablecido el legado. Lo que buscan no es la occidentalización sino una hegemonía islámica.

De allí el escaso valor de todo alto al fuego y todo acuerdo de paz entre Israel y Hamás, según los define la mente occidental. Para Hamás y su eje, esas demoras no son más que un respiro a fin de prepararse para el siguiente ataque.

El mundo Occidental manifiesta una gran ignorancia de la realidad, en su intento por renovar el concepto de un Estado palestino en respuesta a los ataques del 7 de octubre. Un Estado palestino, o la llamada solución de dos estados, no impedirá que se repita el 7 de octubre. Hamás ha controlado la franja de Gaza desde el 2006, a veces aliada y a veces compitiendo con la facción secular Al-Fatah. Su influencia ha preparado a los habitantes de Gaza, eficaz y deliberadamente, para un conflicto continuo con Israel.

Un Estado palestino independiente no traería paz. Introduciría un actor más en el conflicto religioso, el cual se establecería, al igual que Hamás, con el objetivo único de lanzar al mar a Israel y los judíos del Oriente Medio, preferiblemente destruyendo tanto al Estado como a su pueblo.

Israel ya no es un santuario

Para comprender bien la situación actual, hay que considerar varios factores.

Primero, el establecimiento del Estado de Israel en 1948, fue un golpe a las aspiraciones musulmanas, porque se instituyó otra fuerza religiosa dominante en forma del judaísmo sionista. Para la mente islámica, esto fue un contratiempo. Con el establecimiento del Estado de Israel, los judíos pasaron de ser un grupo subordinado en el mundo árabe, a ocupar una posición de ventaja y control. La victoria israelí en la guerra árabe-israelí de 1948, fue el anuncio de una nueva potencia en el Oriente Medio.

En todo el mundo árabe habían florecido pequeñas comunidades judías desde muchos siglos antes, pero no tenían estatus de soberanía, aunque sí cierta libertad para practicar su religión. Estaban sujetas a persecución y gozaban de escasos derechos humanos. Con el establecimiento del Estado de Israel, esas comunidades dentro de las naciones árabes fueron blanco de más persecución, al punto que los judíos tuvieron que emigrar a Israel u otras naciones occidentales en busca de seguridad. El siervo de larga data había ascendido y ahora era el amo de la región. En todo el mundo árabe, la existencia permanente del Estado de Israel es un amargo recuerdo de la derrota.

En este sentido, el 14 de enero, cien días después de los ataques del 7 de octubre, un portavoz de las brigadas al-Qassam expuso el motivo tras los ataques como “el comienzo de la división temporal y espacial real de Israel, y la traición de Israel: Las vaquillas rojas como una introducción de un detestable mito religioso, diseñado para agredir los sentimientos de una nación entera en el corazón de su identidad árabe” (The Palestina Chronicle, 14 de enero del 2024). La búsqueda moderna de una novilla roja está vinculada a la reconstrucción anticipada del tercer templo en Jerusalén, ya que se considera necesaria para los rituales de purificación asociados con la adoración en el templo.

Otro elemento importante del contexto que necesitamos para entender correctamente la situación, es que el actual Estado de Israel indudablemente se estableció como una empresa sionista. La intención de sus fundadores fue crear un lugar seguro para los judíos, y que dejaran de estar sujetos a los pogromos que agitaban a Europa en los siglos 19 y comienzos del 20. Allí estarían a salvo de la depredación de otras naciones, para que una atrocidad como el Holocausto nunca volviera a ocurrir.

El 7 de octubre se destruyó la visión de Israel como lugar seguro. El número de judíos muertos fue el mayor que ha ocurrido en un mismo día desde el mismo Holocausto. Ahora Israel afronta interrogantes existenciales sobre su lugar en el mundo. La cuestión es si Israel es un Estado para judíos o si un Estado judío se hace más apremiante.

Sion, el sionismo y la profecía bíblica

Siendo así, ¿cuál será en adelante la situación del Estado sionista? ¿Producirán los retos actuales entre los líderes israelíes, un sentimiento renovado de celo religioso que favorezca el ejercicio más abierto de las prácticas judías? La asistencia a las sinagogas aumentó notoriamente después del atentado. Los partidos políticos ultraortodoxos y de extrema derecha lograron avances en las elecciones locales de febrero pasado.

Efectivamente, los judíos religiosos se han metido mucho más en la política desde el 2005, cuando el entonces primer ministro Ariel Sharon ordenó un plan de retirada de Gaza, y como reacción, se formaron partidos políticos religiosos de derecha que ahora son parte del gobierno. Esos partidos, como es natural, van a querer ejercer influencia sobre lo que ocurra en Gaza de ahora en adelante. ¿Debería volver a ser parte de la tierra de Israel, Eretz Israel, como ellos lo perciben?

Y la eterna cuestión de la exención del servicio militar para varones ortodoxos matriculados en yeshivá (centros de estudio de la Torá), adquiere una nueva dimensión. En la actualidad, aproximadamente un 15 por ciento de la población puede evadir el entrenamiento militar invocando esta exención. Después del atentado, por lo menos 2.000 personas exentas se han presentado al servicio militar, mientras que un grupo de judíos ultraortodoxos, los haredim, han prestado apoyo voluntario a la acción militar. Las esposas de los haredim han contribuido a establecer cocinas que ofrecen comida kosher a quienes prestan servicio militar.

Las anteriores preguntas se tratan en un libro antiguo que el Occidente secular rechaza: La Santa Biblia. Es interesante señalar que durante la Primera Guerra Mundial, hace poco más de un siglo, se consultó la Biblia para elegir la fecha más apropiada para que el general Edmund Allenby entrara en Jerusalén a la cabeza del Ejército británico. Allenby consideraba que estaba cumpliendo la profecía.

En su libro: Una paz para acabar con toda paz, David Fromkin opina acerca de la involucración británica en Israel a principios del siglo 20, afirmando que “la profecía bíblica fue la primera y más persistente de las muchas motivaciones que llevaron a los británicos a desear el regreso de los judíos a Sion” (1989, pág. 298). Ahora las políticas son formuladas por dirigentes que rechazan la visión bíblica sobre Israel y Jerusalén, y libran una guerra en la política, sin conciencia de lo que realmente está ocurriendo.

Jesucristo, el único pacificador

La Biblia, sin embargo, explica lo que va a ocurrir en Israel y específicamente en Jerusalén. La batalla por el derecho de permanecer en la tierra entre el río y el mar, no terminará hasta el regreso del Mesías. Las Escrituras nos dicen que esta guerra continuará en alguna forma hasta el momento de su venida (Zacarías 14:1-4).

La situación será tan difícil que el Rey del Norte, una potencia bíblica que se asocia con Europa, ejercerá el control de Jerusalén y el Oriente Medio (Daniel 11:29-39). Detendrá el sistema de sacrificios que se habrán reinstituido (Daniel 8:13-26; 12:9-10). Para mayor información, le invitamos a leer el artículo del señor Richard Ames: Jerusalén: futura capital del mundo, en la edición de El Mundo de Mañana de mayo y junio del 2023, página 4.

A lo largo de las Escrituras, los profetas predicen un fenómeno internacional cada vez mayor para el tiempo del fin en el Oriente Medio y para Israel en particular. También hablan de un creciente celo en el judaísmo, que llevará a la reanudación de los sacrificios en el templo, y mayor indignación en el mundo árabe.

La batalla no es política sino religiosa. Incluso los esfuerzos del Rey del Norte contarán con el respaldo religioso (Apocalipsis 13:11-17). Y esta batalla religiosa no se resolverá sino con la llegada del Rey de reyes y los ejércitos del Cielo, para destruir a los ejércitos de este mundo (Apocalipsis 11:15-18). 

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