¿Podemos tener la esperanza de una solución definitiva ante la tragedia de la contaminación mundial del agua?
Recuerdo muy bien aquel pequeño valle asentado entre montañas donde pastaban libres y alegres los caballos. Corría por en medio de aquel campo un arroyo de aguas claras, procedente de los glaciares que coronaban las majestuosas cumbres de Los Andes. El agua limpia y rica en minerales contribuía a la buena salud del ganado que allí acudía a mitigar su sed.