| El Mundo de Mañana

Cuatro errores en el uso de los “nombres sagrados”



¿Con qué nombre debemos llamar a Dios? ¿Se requiere un idioma o una pronunciación específica? ¿Honrar el nombre de Dios requiere que usemos términos hebreos o relacionados con el hebreo para referirnos a Dios Dios o a Jesús, como Yahweh, Yah, Yeshua, Yahushua o Jehová, como algunos afirman?

No, no es así. Quienes hacen tales afirmaciones sobre los llamados “nombres sagrados” cometen varios errores bíblicos. A continuación, se mencionan cuatro.

Las granjas industriales crean muchos problemas



Actualmente, los agricultores están bajo presión para producir cantidades cada vez mayores de alimentos, debido en parte a la gran cantidad de personas que viven en las ciudades que no pueden producir sus propios alimentos. La ganadería intensiva o el “engorde a corral” es un método habitual para proporcionar carne a vastas poblaciones y maximizar las ganancias, pero la ganadería industrial genera sus propios problemas. Cuando miles de animales se ven obligados a vivir en espacios reducidos durante períodos prolongados, surgen numerosos problemas.

Las hormigas se curan las heridas unas a otras



El autor del libro de Proverbios nos dice: “Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio” (Proverbios 6:6). De hecho, se puede obtener mucha sabiduría de las hormigas.

Miles de vertederos tóxicos en el Reino Unido



Según un estudio publicado recientemente en el British Medical Journal, hay más de 21.000 vertederos en toda Gran Bretaña que contienen substancias desconocidas (The Guardian, 28 de junio de 2024). Hace unas décadas, el método para deshacerse de los productos químicos tóxicos se conocía como “diluir y dispersar”.

Los niños pueden beneficiarse al pasar tiempo al aire libre



Según la Academia Estadounidense de Pediatría, los niños de 8 a 12 años pasan un promedio de 4 a 6 horas por día frente a las pantallas (Washington Post, 4 de agosto de 2024). Y los adolescentes pasan un promedio de 9 horas al día delante de las pantallas. Según la Agencia de Protección Ambiental, el niño estadounidense promedio pasa el 90% de su tiempo en espacios cerrados.

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