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¿Qué días celebra usted y por qué? ¿Habrá el cristianismo tradicional ocultado la verdad acerca de las fiestas bíblicas que Dios dio a su pueblo?
La verdad respecto de los días santos puede acercarle a su Salvador ¡y cambiar su vida para siempre!
A todos nos encanta un día feriado. Nos ofrece una pausa en la rutina del trabajo y la fatigante presión del calendario. Podemos pasar más tiempo con amistades y parientes que no hemos visto en algún tiempo. Quizá las fiestas se celebren con alguna cena especial. Tal vez el día feriado nos brinde la oportunidad de reflexionar sobre algún hecho importante en la historia nacional, o de honrar a cierto personaje que se sacrificó por la nación. Además, puede haber celebraciones públicas, como un desfile o un encuentro deportivo especial.
Claro está que los días feriados también presentan la otra cara de la moneda: la tensión de andar entre aeropuertos repletos de gente, tráfico embotellado o viejos rencores que se reviven en una reunión familiar. A esto se suma, en este tiempo, el estrés de la pandemia. Muchas personas entre quienes gozan y se alegran en las reuniones familiares se encuentran solas en los días que antes brindaban diversión y compañía. ¿Cuántas personas introvertidas que huían del ajetreo de las fiestas quisieran ahora tener algún contacto con sus amistades y seres queridos?
En esta época, quizá más que nunca, recordamos que un día festivo debe ser más que una simple oportunidad para divertirse. ¿Cuántas personas en el mundo pasaron el día nacional reflexionando en silencio sobre sus bendiciones, y no en las fiestas con sus amistades? ¿Cuántas han pasado sus días de asueto en soledad, sintiendo gratitud por el privilegio de tener buena salud e incluso por la oportunidad de trabajar en medio del desempleo general? ¿Y cuántas pasarán pensando en las muchas bendiciones que aún tienen en la vida, incluso en tiempos de perturbación nacional?
Los días festivos no son solamente nacionales. Muchas religiones también celebran sus días festivos o días santos. Pero, ¿qué hace santo un día? ¿Cómo podemos saber que cierto día es santo? En términos bíblicos, algo “santo” es algo “apartado” de lo que no es santo. En sentido secular, el día del Trabajo, el día de la Constitución y otros similares se separan de los días laborales en el calendario. Pero un día santo en el sentido bíblico es algo muy particular: es un día que el propio Dios separó para su pueblo. La Biblia cita varios días especiales que Dios señala como días santos.
¿Cuáles son los días que Dios ordenó santos? Para sorpresa de muchos, la Biblia ni siquiera menciona la navidad ni la Pascua de resurrección, aunque sí hace referencia a la “Pascua”, pero con un significado muy diferente del que le da el cristianismo tradicional (ver Hechos 12:4). Para otros, la sorpresa es aún mayor cuando descubren los días que la Biblia sí designa como santos. Aunque parezca increíble, muchos días festivos en el cristianismo tradicional no tienen sus raíces en la Biblia, sino en tradiciones paganas. ¡A pesar de que Dios ordena a su pueblo rechazar las tradiciones provenientes del paganismo! (Deuteronomio 12:29-32; Jeremías 10:1-5).
La orden de rechazar las costumbres paganas no implica que sea prohibido celebrar fiestas nacionales o locales apropiadas. El mismo Jesús guardó un día nacional del pueblo judío, como leemos en Juan 10:22-23, cuando participó en la fiesta de la Dedicación. Esta no es una de las fiestas bíblicas que Dios ordenó en su ley, sino que en cierta forma era como un día de Acción de Gracias de la nación judía. Con el tiempo, fue evolucionando hasta convertirse en la fiesta que la comunidad judía llama Jánuca o fiesta de las Luces.
Muchos países tienen un día de Acción de Gracias. El 3 de octubre de 1789, el presidente de Estados Unidos Jorge Washington hizo una proclamación de Acción de Gracias, diciendo: “Es deber de todas las naciones reconocer la providencia del Dios Todopoderoso, obedecer su voluntad, agradecerle sus beneficios e implorar humildemente su protección y favor” (www.Archives.gov). Desde 1942 Estados Unidos ha celebrado el día de Acción de Gracias el cuarto jueves de noviembre, conforme a la orden del presidente Franklin Delano Roosevelt que fijó esa fecha. Los canadienses celebran su día de Acción de Gracias el segundo lunes de octubre.
El día de Acción de Gracias se estableció originalmente como ocasión para expresar profunda gratitud a Dios. Sin embargo, conviene preguntarse si realmente se está reconociendo a Dios como proveedor o, si por el contrario, se busca seguridad en el propio poder personal o en las posesiones materiales. El día de Acción de Gracias es un momento oportuno para reflexionar sobre las bendiciones, la razón de nuestra existencia y nuestro futuro; tanto en forma individual como nacional.
Dios nos ha dado otro día para expresar nuestro agradecimiento, y reflexionar sobre nuestras bendiciones.
El cuarto mandamiento le dice al pueblo de Dios que santifique el séptimo día de la semana.
“Acuérdate del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día es de reposo para el Eterno, tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni el extranjero que está dentro de tus puertas, porque en seis días hizo el Eterno los Cielos y la Tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, el Eterno bendijo el sábado y lo santificó” (Éxodo 20:8-11, RV 1995).
Dios apartó el séptimo día, o sábado, al concluir la semana de la creación. Por eso nos dice: “Acuérdate del sábado”. ¿Significa eso que los cristianos en tiempos del Nuevo Testamento deben guardar ese día como día de culto y descanso semanal? Le invitamos a leer el artículo: ¿Quién cambió el sábado por el domingo? en nuestra edición de El Mundo de Mañana de noviembre y diciembre del 2020, página 8.
Para ser claros, ningún ser humano puede cambiar el día que Dios escogió para descanso y adoración. La Iglesia Romana fue la que proclamó que el culto era obligatorio el domingo. Fue en el siglo cuarto de nuestra era cuando el emperador romano Constantino impuso el domingo a todo lo largo y ancho del Imperio Romano. Adoraba oficialmente al Sol Invicto, como se desprende de su edicto del 321 d. C.: “Que todos los magistrados y el pueblo de la ciudad y todos los que laboran como artesanos descansen en el venerable día del Sol” (The New Schaff-Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge, 1911, vol. 11, pág. 147). De este modo, el Emperador hizo obligatoria una práctica contraria a Jesucristo y a la Iglesia que Él fundó.
Respecto del tema del domingo, la Enciclopedia Católica reconoce que “Tertuliano (202 d. C.) es el primer escritor que menciona expresamente el descanso dominical: ‘Nosotros, sin embargo, (según nos ha enseñado la tradición) en el día de la resurrección del Señor debemos tratar no solo de arrodillarnos, sino que debemos dejar todos los afanes y preocupaciones, posponiendo incluso nuestros negocios, a menos que queramos dar lugar al diablo’” (artículo: Domingo, Enciclopedia Católica (1912, vol. 14, pág. 335). Eso no ocurrió hasta el año 202 d. C. ¡Más de 170 años después de que empezó la Iglesia del Nuevo Testamento!
¡La Iglesia Romana proclamó ese cambio! A mediados del siglo 4° d. C., el Concilio de Laodicea declaró: “Los cristianos no han de judaizar descansando el sábado, sino que deben laborar ese día, en su lugar descansando el domingo. Pero si se halla que alguien está judaizando [guardando el sábado], se le declare anatema de Cristo” (A History of the Councils of the Church, 1876, vol. 2, pág. 316). En otras palabras, los cristianos que guardaban el sábado y que persistían en seguir el ejemplo personal de Jesucristo y sus primeros apóstoles, quedaban como herejes y apartados de Cristo.
¿Con qué autoridad hizo la Iglesia de Roma este cambio? En 1876, el destacado teólogo católico cardenal James Gibbons hizo una atrevida afirmación: “Podemos leer la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis, sin hallar una sola línea que autorice la santificación del domingo. Las Escrituras refuerzan la observancia religiosa del sábado, día que nosotros nunca santificamos” (The Faith of Our Fathers, 1917, pág. 97).
En otras palabras, Gibbons dice que si la Biblia es nuestra autoridad, no tenemos base alguna para guardar el domingo. Las Escrituras, como dice, “refuerzan la observancia religiosa del sábado”. Nosotros estamos de acuerdo con esta afirmación. ¿Y usted? ¡La Iglesia Romana decía tener autoridad para pasar el día santo de Dios del sábado al domingo! No obstante, la Biblia nos dice, como cristianos, que sigamos a Jesucristo, y que sigamos a los apóstoles conforme ellos seguían a Cristo. ¿Imitará usted a Jesús? ¿Seguirá su ejemplo como “Señor aun del sábado”? (Marcos 2:28, RV 1995).
Jesús no fue el único que observó fielmente los siete días santos anuales dispuestos por Dios el Padre para todos los suyos. También los guardaba la Iglesia primitiva. La Biblia no nos muestra a Jesús ni a sus discípulos guardando las fiestas de naciones extranjeras, pero sí guardaban los días santos enumerados en Levítico 23, tanto el sábado semanal (v. 3), como los días santos anuales (vs. 4-43).
Muchas personas que se declaran cristianas no saben que el apóstol Pablo les dijo a los cristianos de origen gentil que guardaran los días de Panes Sin Levadura (fiesta anual que viene enseguida de la Pascua). Jesús también los guardaba, como lo deben hacer los cristianos. Estas son las palabras del apóstol: “Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad” (1 Corintios 5:8). El segundo capítulo del libro de los Hechos demuestra que, después de la muerte y resurrección de Jesús, los discípulos continuaban observando el día santo de Pentecostés. Otra confirmación de que Jesús guardaba los días santos anuales se encuentra en Juan 7, donde dijo a sus hermanos que fueran a la Fiesta de los Tabernáculos en Jerusalén (v. 8); poco después, Él también fue (v. 14).
Nos alegramos por la resurrección de nuestro Salvador Jesucristo. Y nos alegramos por el cumplimiento de las profecías sobre el nacimiento del Mesías, documentado en los primeros cuatro libros del Nuevo Testamento. Pero, ¿acaso las fiestas navideñas celebran correctamente ese hecho portentoso? ¡Cualquier historiador serio afirmará que no! Veamos lo que dice la Enciclopedia Británica, en su artículo titulado: Saturno, de las saturnales que datan de la era precristiana:
“Llegó a ser la más popular de las fiestas romanas, y su influencia aún se siente en todo el mundo Occidental. Celebrada originalmente el 17 de diciembre, más tarde se prolongó hasta siete días. Era la fiesta más alegre del año: se suspendían todas las labores y el comercio; los esclavos recibían libertad temporal para decir y hacer lo que bien quisieran; se suspendían ciertas restricciones morales y se intercambiaban regalos libremente. La influencia de las Saturnales en las celebraciones de navidad y año nuevo ha sido directa” (Micropaedia, 1974, vol. 8, pág. 916).
Los romanos adoraban no solamente al dios Saturno, sino también a un dios del Sol, que se llamaba Mitra y que era honrado como el patrón del Imperio Romano. Esto se encuentra en el artículo de la Enciclopedia Británica sobre Mitraísmo (Britannica.com, 5 de febrero del 2020). Los romanos celebraban el nacimiento del dios Sol. ¿Cuándo? Veamos lo siguiente, de la misma Enciclopedia Británica: “25 de diciembre, el natalicio de Mitra, dios iraní de la luz y día dedicado al Sol Invicto, y que era el día después de las Saturnales, se adoptó en la Iglesia como la Navidad, el natalicio de Cristo” (Britannica.com, 7 de febrero del 2019).
En el siglo cuarto de nuestra era, la Iglesia Romana competía con las festividades y prácticas paganas, entre ellas las Saturnales y el culto a Mitra el día 25 de diciembre. La Iglesia buscó ganar conversos “cristianizando” una fiesta pagana… y efectivamente, los ganó. Lo siguiente también es de la Enciclopedia Británica:
“El cristianismo… era la religión que prevaleció en el mundo romano. Satisfacía la necesidad impulsiva del emperador Constantino de contar con respaldo divino, y a partir del 312 d. C., se convirtió, mediante un proceso complejo y gradual, en la religión oficial del Imperio… durante algún tiempo, en monedas y otros monumentos las doctrinas cristianas seguían vinculadas con el culto al Sol, al cual Constantino había sido adicto anteriormente. Pero aun cuando esta fase tocó a su fin, el paganismo romano continuó ejerciendo influencias permanentes grandes y pequeñas… El calendario eclesiástico conserva numerosos vestigios de las fiestas precristianas, en especial la Navidad, que combina elementos tanto de la fiesta de las Saturnales como del natalicio de Mitra” (Britannica.com, 2 de mayo del 2016).
La historia testifica que el paganismo romano dio forma al calendario eclesiástico, y en especial a los días festivos como la Navidad. ¡Y esta transigencia antigua con el paganismo persiste actualmente entre cientos de millones que la celebran!
Las celebraciones de la Pascua de resurrección (conocida también como el domingo de Resurrección) varían en todo el mundo. Sin embargo, en la Biblia no se indica ninguna observancia de ese día y, lo que es más, Jesús no resucitó el primer día de la semana ¡sino el séptimo! Sabemos que estuvo en el sepulcro tres días y tres noches: 72 horas. Él mismo lo predijo, y esa señal de Jonás era la única prueba que dio a sus adversarios por anticipado ¡de que Él era el Mesías!
“Entonces respondieron algunos de los escribas y de los fariseos, diciendo: Maestro, deseamos ver de ti señal. Él respondió y les dijo: La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el corazón de la Tierra tres días y tres noches” (Mateo 12:38-40).
Es imposible acomodar tres días y tres noches entre el viernes santo por la tarde y el domingo en la madrugada. Lo que corresponde a las 72 horas que fueron la “señal del profeta Jonás” dada por Jesús. Nuestro Salvador fue crucificado el día anterior a un sábado… pero fue un miércoles, víspera de un sábado anual de gran solemnidad, que es el primer día de los Panes Sin Levadura. ¡No era un sábado semanal! Leemos: “Entonces los judíos, por cuanto era la preparación de la Pascua, a fin de que los cuerpos no quedaran en la cruz el sábado (pues aquel sábado era de gran solemnidad), rogaron a Pilato que se les quebraran las piernas, y fueran quitados de allí” (Juan 19:31, RV 1995). La expresión “gran solemnidad” señala un sábado o día de reposo anual, diferente del día de reposo semanal o séptimo día, y sabemos que en el año 31 d. C., el primer día de los Panes Sin Levadura comenzó después de la puesta del Sol del miércoles.
¿Qué vio María Magdalena cuando llegó el domingo al sepulcro de Jesús?
“El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto” (Juan 20:1-2).
Notemos que esa mañana del domingo aún estaba oscuro, ¡y Jesús ya se había ido del sepulcro! Según la Biblia, ¡no resucitó en la mañana del mal llamado domingo de Resurrección!
Para empeorar las cosas, muchas costumbres y símbolos que rodean esta celebración, inventada y antibíblica, vienen directamente de ritos paganos. ¿Qué tienen que ver los conejos con los huevos? Nada, excepto que ambos representan la fecundidad, que era tema frecuente de las fiestas paganas de la primavera.
El historiador Will Durant hizo este análisis en su obra: The Story of Civilización:
“El cristianismo no destruyó al paganismo sino que lo adoptó. La mentalidad griega agonizante se perpetuó en la teología y liturgia de la Iglesia; el idioma griego, habiendo reinado durante siglos sobre la filosofía, vino a ser el vehículo para la literatura y el ritual cristianos; los misterios griegos pasaron al impresionante misterio de la misa. Otras culturas paganas hicieron su aporte al resultado sincrético… el cristianismo [ortodoxo] fue la última y más grande creación del mundo pagano antiguo” (1944, vol. 3, César y Cristo, pág. 595).
¿Acaso estamos practicando tradiciones paganas en el nombre del cristianismo? Recordemos la advertencia de Jesús a los fariseos y escribas respecto de ciertas costumbres religiosas: “Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición” (Marcos 7:9).
Algunos preguntarán: ¿Y qué más da? ¿Qué importa si hay un poquito de paganismo en nuestra celebración? La respuesta se encuentra en un principio bíblico muy importante, y por el cual tendrán que responder religiones, iglesias y personas: “Cuando el Eterno tu Dios haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes y habites su tierra, guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. No harás así al Eterno tu Dios” (Deuteronomio 12:29-31).
Todavía hay otra razón más importante por la cual Dios quiere que el cristianismo guarde sus días santos anuales. Al hacerlo, no solo se sigue el ejemplo de nuestro Salvador y se obedece al Dios y Padre, sino que se abre ante nuestros ojos el asombroso horizonte del plan divino de salvación para el ser humano.
Los días santos anuales, que aparecen en Levítico 23, comienzan un día después de celebrarse la Pascua el catorce de nisán, primer mes del año sagrado. Estos son:
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Notemos que los días del calendario gregoriano empiezan a la medianoche, pero los del calendario de Dios empiezan a la puesta del Sol. Cada uno de los días santos empieza a la puesta del Sol del día anterior al citado para el calendario gregoriano.
Los días santos anuales son un tema cargado de significado para los seguidores de Jesucristo. Le invitamos a leer nuestro folleto titulado: Las fiestas santas--Plan maestro de Dios. Puede leerlo en línea en nuestro sitio en la red: www.elmundodemanana.org.
Los días santos anuales están repletos de significado y de verdad, cualidades que no se ven en las tradiciones humanas de la Navidad y el domingo de Resurrección. Siendo así, ¿qué guardará usted los días religiosos falsos y paganos inventados por hombres, o los días santos semanales y anuales dispuestos por Dios, los mismos que guardaron Jesucristo, sus apóstoles y sus fieles discípulos desde el primer siglo hasta el día de hoy en la verdadera Iglesia de Dios? ¡En El Mundo de Mañana rogamos a Dios que usted tome la decisión correcta! [MM]