Dios diseñó la Tierra y el mar… y también la mente y el corazón humanos. Su Palabra puede ayudarnos a adquirir la disciplina mental que necesitamos para hallar su camino.
¿Qué se nos viene a la mente cuando vemos las olas del mar estrellarse con fuerza contra la costa? ¿Acaso pensamos en una potencia bruta y sin control? En realidad, aunque esas olas parezcan desatadas y fuera de todo control, obedecen a un orden que reina en todos los movimientos del mar.