Justin D. Ridgeway | El Mundo de Mañana

Justin D. Ridgeway

Oremos por nuestros líderes



En las últimas dos décadas hemos visto una dramática decadencia en el respeto a quienes ocupan posiciones de liderazgo. Una actitud de odio y fuertes críticas hacia los rivales políticos impregna la sociedad. En una época de crecientes dificultades y agudizadas emociones, ¿cuál debe ser la actitud de los cristianos hacia los líderes que se perciben como “malos”?

¿Qué es el Cielo?



¿Qué es el Cielo?  Yo pienso que la mayoría de los que lean esto han reflexionado sobre esta pregunta al menos una o dos veces en sus vidas. Lamentablemente, la verdad sobre este tema está oculta detrás de un enorme muro de confusión religiosa. El Mundo de Mañana sostiene que la Biblia es el origen y la autoridad de la sabiduría y del conocimiento; entonces, ¿qué enseña realmente la palabra de Dios sobre este tema?

Debemos ser más agradecidos ¿Cómo podemos traer mayor gozo y paz a nuestra vida?



Uno de los atributos más provechosos que se pueden ejercer es la gratitud… y la actitud de agradecimiento es contagiosa. Casi siempre, cuando doy las gracias sinceramente a alguien, responde agradeciendo también. Igualmente, cuando alguien demuestra una actitud de agradecimiento, otros que la reciben responden sintiendo más gratitud. ¿Cómo podemos cultivar una actitud de mayor agradecimiento y positiva?

Veamos algunas formas sencillas, pero profundas, de traer más alegría y paz a nuestra vida. Todos podemos practicarlas para recordar ser más agradecidos.

Cuatro maneras de ser más agradecido



Uno de los atributos más valiosos que una persona puede tener es el agradecimiento. Tener una actitud agradecida es contagioso. Normalmente, cuando doy mis sinceras “gracias” a alguien, ellos también responden con gratitud. También es cierto que cuando un grupo de personas muestra una actitud agradecida, aquellos que comparten tiempo con ellos también se vuelven agradecidos. ¿Cómo podemos desarrollar una perspectiva más agradecida y positiva?

Serviendo a los demás



Recuerdo una ocasión en la que me detuve en una cafetería para disfrutar de un café helado de avellana cuando sucedió algo interesante. ¡La señora que estaba frente a mí se dio cuenta en la caja registradora que había olvidado poner su billetera en su bolso! Avergonzada, se disculpó y le dijo al cajero que su hermana vendría a buscarla y que ella pagaría por ello. Como yo era el siguiente en la fila, aproveché la oportunidad para pagar por su bebida.

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