Los empresarios ambiciosos, los atletas, los políticos y los fanáticos de todo tipo dedican todas sus energías a promover sus agendas personales. Perderán el sueño, se esforzarán y no se detendrán ante casi nada para lograr sus objetivos. Algunos pueden luchar con integridad y honestidad, pero muchos usarán cualquier táctica engañosa, mentira o maldad para salirse con la suya. ¿Y para qué? ¿Vale la pena eso por lo que tanto luchan? ¿Beneficiará de algún modo su carácter y la calidad de vida de quienes lo rodean?