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¿Es acaso el Armagedón un antiguo término en la Biblia irrelevante para nosotros?
O, ¿es una realidad que afectará a millones incluyendo a nosotros y a nuestros seres queridos?
¡Es muy importante que sepamos la verdad?
Cuando el general estadounidense Douglas MacArthur en abril de 1951 pronunció el discurso de despedida ante el Congreso de los Estados Unidos, el actual presidente Joe Biden tenía solo ocho años. Donald Trump, quien lo precedió en la presidencia, tenía solo cuatro. No obstante, la advertencia hecha por MacArthur dejó una impresión indeleble que para muchos continúa resonando, si bien para muchos parece historia antigua.
¿Qué fue lo que dijo MacArthur que impresionó tanto a sus oyentes? Una vida de servicio militar le había mostrado el poder de la guerra, aunque en última instancia, lo absurdo y las consecuencias catastróficas, esto lo llevó a advertir a los legisladores reunidos: “Las alianzas militares, los equilibrios de poder, la Liga de las Naciones; todo a su vez fracasó, dejando que el único camino fuera el crisol de la guerra. La absoluta destructividad de la guerra ahora bloquea esta alternativa. Hemos tenido nuestra última oportunidad. Si no ideamos un sistema mejor y más equitativo, el Armagedón estará a nuestras puertas”.
Los días 6 y 9 de agosto de 1945, seis años antes de pronunciadas estas palabras, Estados Unidos había dejado caer bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, causando cerca de 200.000 muertes y la destrucción total de esas ciudades. Muchos, sin embargo, dicen que esas muertes de civiles inocentes salvaron la vida de millones más que habrían perecido en una invasión de Japón por parte de los Aliados. Esas dos bombas atómicas pusieron fin a la Segunda Guerra Mundial hace aproximadamente 80 años.
Las generaciones jóvenes quizá conozcan poco de esa historia: el sufrimiento, el trauma y la pérdida de millones de vidas. Al oír la palabra “Armagedón”, muchos piensan en la película conocida con ese título, que narra el cuento de un asteroide del tamaño del estado de Texas, dirigiéndose sin ningún control hacia la Tierra, con la amenaza de causar una catástrofe de proporciones mundiales. Le película, que se estrenó en 1998, recaudó más de 500 millones de dólares, y sigue siendo parte de la cultura popular.
¿Serán una posibilidad real las escenas de la película Armagedón? Consideremos el siguiente informe de Astronomy.com, explicando precisamente un asteroide que explotó sobre Siberia: “El 15 de febrero del 2013, un pequeño asteroide, quizá medía 20 metros de diámetro, se precipitó a unos 19 kilómetros por segundo sobre el sur de los montes Urales en Rusia, y explotó sobre el Óblast Chelyabinsk … descargando una energía equivalente a unas 500 kilotoneladas de TNT, es decir, 20 o 30 veces la energía que se desató en la explosión atómica de Hiroshima” (Por qué debemos tomar en serio el peligro de los asteroides, actualizado el 30 de enero del 2024). El autor David J. Eicher, prosigue, considerando los peligros que se nos presentan:
“El peligro de que un asteroide haga impacto en la Tierra y cause amplios daños, muertes y catástrofes; es real y presente todos los días de nuestra vida. Pero constituye una amenaza que en cierta forma no se espera, por lo cual es difícil para algunos tomarla en serio. El riesgo en un momento dado es casi nulo, pero dado un lapso de tiempo suficiente, un suceso catastrófico volverá a ocurrir. ¿Debemos preocuparnos por un posible choque con un asteroide la próxima vez que salgamos a almorzar? Probablemente no. Pero algún día un asteroide lo suficientemente grande con el nombre de la Tierra entrará en escena, y causará horror y caos entre la humanidad. Es decir, si no hacemos algo para impedirlo”.
¿Corresponde esto a una realidad? Incluso la Biblia habla de trastornos cósmicos en un futuro: “Las estrellas del Cielo cayeron sobre la Tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el Cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar” (Apocalipsis 6:13-14).
Todo lo que se habla acerca del Armagedón se remonta al relato bíblico de una batalla catastrófica, al final de esta era, entre el bien y el mal. ¿Dónde estaremos cuando ocurra esa batalla? ¿Cuál será el desenlace? La palabra Armagedón ha llegado a simbolizar un terrible período de destrucción. Pero, ¿Acaso cuando llegue el verdadero Armagedón va a ocasionar la destrucción total del planeta Tierra? O, ¿habrá una intervención divina para salvar a quienes estén preparados?
Como advirtió el general MacArthur, un Armagedón llegará a nuestras puertas. Ya sabemos la imagen que se tiene del Armagedón en los medios de entretenimiento. Pero, ¿qué dice la Biblia acerca del tiempo y lugar de ese fenómeno?: “Los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón” (Apocalipsis 16:16). El hebreo original es Har Megiddo o el monte de Megido. Los ejércitos del mundo se reunirán en Megido, en el Norte de Israel, antes de marchar hacia el Sur rumbo a Jerusalén.
Megido se encuentra a unos 88 kilómetros al norte de Jerusalén. En la antigüedad, servía la principal ruta comercial entre Egipto y Damasco. También domina la llanura más grande de Israel, el valle de Jezreel o la llanura de Esdrelón. Las Escrituras predicen que los reyes del Oriente cruzarán el río Éufrates rumbo al Occidente, y se reunirán con los ejércitos de otras potencias en Megido.
El libro del Apocalipsis identifica este encuentro como la sexta de las siete últimas plagas. Se reúnen en el lugar que en hebreo se llama Armagedón y de allí se dirigen hacia Jerusalén para pelear contra Cristo. Leamos: “He aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén, reuniré a todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí entraré en juicio con ellas” (Joel 3:12).
El valle de Josafat se halla entre el monte de los Olivos y la ciudad de Jerusalén. Conocido también como el valle de Cedrón, se extiende hacia el sur. Efectivamente, “la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso” (Apocalipsis 16:14), ocurrirá en Jerusalén. Josafat significa “el Eterno ha juzgado” y Dios juzgará a las naciones en esa batalla culminante.
La Biblia revela una serie de hechos que culminarán con el Armagedón. El Mesías Jesús de Nazaret dio a conocer las grandes señales proféticas que señalarían el momento culminante y el fin de esta era. También proclamó una nueva era que vendría, la que nosotros solemos llamar “el mundo de mañana” (de aquí el título de esta revista y de nuestros programas en las redes sociales y la televisión). Jesús predicó el evangelio del Reino de Dios: la buena nueva de un próximo gobierno mundial. Llamó a sus discípulos a arrepentirse y prepararse para ese gobierno. Cuando sus discípulos le preguntaron sobre el fin de esta era, respondió: “Será predicado este evangelio del Reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).
¿Cuáles señales debemos buscar? ¿Y cuál es la secuencia de hechos proféticos que debemos prever? La profecía bíblica habla de un período de tres años y medio previos al fin de la era. ¿Qué señalará el final de este trágico mundo de gobiernos humanos fracasados? “El séptimo ángel tocó la trompeta y hubo grandes voces en el Cielo, que decían: Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y Él reinará por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 11:15).
¿Qué reacción producirá ese anuncio entre las naciones del mundo? En un principio, rechazarán al Salvador que regresa: “Se airaron las naciones” (Apocalipsis 11:18). Opondrán resistencia al Reino divino y su dominio sobre el mundo, ¡e incluso le harán la guerra! La gran potencia del tiempo del fin, que en el libro del Apocalipsis se denomina la “bestia”, y que será la última reencarnación del Imperio Romano, apoyado con el respaldo de diez reyes o reinos, librará una guerra inútil contra el Rey de reyes:
“Los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. Estos tienen un mismo propósito y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. Pelearán contra el Cordero y el Cordero los vencerá, porque Él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con Él son llamados y elegidos y fieles” (Apocalipsis 17:12-14).
El libro del Apocalipsis revela una secuencia de grandes batallas en la Tercera Guerra Mundial. Consideremos el capítulo 9: Ejércitos gigantescos al oriente del río Éufrates desplegarán armas poderosísimas en un intercambio que destruirá la tercera parte de la población de la Tierra. El apóstol Juan consigna la siguiente visión profética: “Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre. Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca” (Apocalipsis 9:17-18).
¿Habrá en este momento fuerzas militares que se estén preparando para la Tercera Guerra Mundial? Los suscriptores de El Mundo de Mañana están al tanto de los hechos militares importantes. La edición de julio y agosto del 2023 de esta revista, presentó la pregunta en la portada: ¿Se habrá iniciado la III Guerra Mundial? El director general de la revista citó a varios personajes que afirmaban que, en un sentido muy real, esa guerra ya ha comenzado. Citó las palabras del papa Francisco: “Para mí, la Tercera Guerra Mundial se ha declarado. Esto es algo que debería hacernos reflexionar. ¿Qué le pasa a la humanidad, que hemos tenido tres guerras mundiales en un siglo?”
El señor. Weston terminó así su artículo: “Estamos pasando de poco a poco a repentinamente. ¿No es esto lo que escribió el profeta Isaías respecto de nuestro mundo rebelde?: ‘Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; por tanto, os será este pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída viene súbita y repentinamente (Isaías 30:12-13)’”.
Las naciones están empeñadas en aumentar su capacidad nuclear. Se ha confirmado que nueve tienen armas nucleares. Estas son: Rusia, Estados Unidos, Francia, China, el Reino Unido, Israel, India, Paquistán y Corea del Norte. La potencia sumada de todas estas armas sería capaz de acabar con toda la vida en la Tierra… varias veces. La tendencia de la historia ha sido que cuando la humanidad produce una nueva arma de destrucción, en algún momento la utilizará. Si esto sucede con armas nucleares, ¡la aniquilación del género humano será total!
¿Habrá consternación entre los líderes mundiales por los muchos peligros que afrontamos? Joe Biden, presidente de Estados Unidos, en octubre del 2022 comentó sobre la amenaza rusa de utilizar armas nucleares tácticas: “Desde Kennedy y la crisis de los misiles en Cuba no nos hemos visto ante la perspectiva del Armagedón”, dijo. “Vladimir Putin… no bromea cuando habla del posible empleo de armas tácticas y nucleares o de armas biológicas o químicas… No creo que exista la posibilidad de perder fácilmente [sic] un arma nuclear táctica y no terminar con el Armagedón”. (WhiteHouse.gov, 6 de octubre del 2022).
Octubre del 2022 marcó sesenta años desde la crisis de los misiles cubanos, momentos cuando todo el mundo contempló la posibilidad de un Armagedón. En ese aniversario, el Boletín de los científicos atómicos hizo el siguiente anuncio: “La invasión rusa en Ucrania y su bravuconería nuclear han despertado al genio dormido de la guerra nuclear, y la palabra ‘Armagedón’ ha aparecido en la discusión general durante el 60 aniversario de la crisis de los misiles cubanos. Esa crisis, que duró 35 días (16 de octubre a 20 de noviembre de 1962), continúa siendo un momento decisivo en la historia de la seguridad nacional estadounidense, y fue el primer encuentro cara a cara del público con la posibilidad real de una guerra nuclear” (26 de octubre del 2022).
Si el lector tiene edad suficiente para recordar la crisis de los misiles cubanos en 1962, recuerda el terror causado por lo que parecía ser la realidad de un verdadero Armagedón. En esos momentos yo era un joven recién graduado de la universidad, y había prestado servicio brevemente en el ejército estadounidense antes de que Dios me llamara a su Iglesia. El temor que sentí lo sentían también millones de personas. Si el lector es muy joven para haber vivido esa experiencia, quizá podría pedir a sus padres o abuelos que le cuenten lo que fue para ellos.
¡Tenemos que afrontar la realidad! Millones de seres humanos en la Tierra perecerán cuando se extiendan por la faz del planeta guerras, hambre y enfermedades. Efectivamente, nos veremos ante el extremo peligro de la aniquilación del género humano. El cuarto sello del Apocalipsis muestra a los cuatro jinetes unidos en su poder. En el mundo, hombres, mujeres y niños sucumbirán a la muerte en números enormes.
El apóstol Juan, quién escribió el libro del Apocalipsis bajo inspiración de Dios, tuvo la visión de los famosos cuatro jinetes. Estos simbolizan, en su orden, cristos falsos y religión falsa, guerra y sus efectos desastrosos, hambrunas que suelen aparecer como secuela de la guerra, y plagas y enfermedades que vienen tras las hambrunas. El apóstol Juan escribió: “Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la Tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la Tierra” (Apocalipsis 6:8).
El quinto sello, según leemos en Apocalipsis 6:9, revela el martirio de los verdaderos discípulos de Jesucristo durante un período de tribulación que durará unos dos años y medio. Enseguida, vemos el sexto sello, que presenta el tiempo de la ira de Dios y su juicio sobre las naciones. El sexto sello se ha denominado también las señales celestes:
“Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el Sol se puso negro como tela de cilicio, y la Luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del Cielo cayeron sobre la Tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el Cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar” (Apocalipsis 6:12-14).
Estas señales celestes anuncian el día del Señor, es decir, el tiempo de la ira de Dios y su juicio sobre un mundo ingrato y rebelde. Airado, el Cordero de Dios, Jesucristo, ejecutará los juicios justos de Dios. El día del Señor se llama “el gran día de su ira” (Apocalipsis 6:17).
El día del Señor traerá los juicios de Dios sobre las naciones. Entendamos: hay tres hitos proféticos que culminarán con el regreso de Jesucristo. Estos son: la gran tribulación, las señales celestes y el día del Señor. Estos tres sucesos abarcan un período de aproximadamente tres años y medio.
En la Biblia hay más de 30 profecías que se refieren al día del Señor. Isaías 34:8 e Isaías 63:4 muestran que el día del Señor, en las profecías sobre el tiempo del fin, período que antecede a la segunda venida de Jesucristo ¡dura un año! Sería conveniente anotar esas referencias.
Las Escrituras nos muestran el gran ejército de los Cielos, encabezado por Jesucristo, que desciende al campo de batalla de Armagedón en la Tierra:
“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino Él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones y Él las regirá con vara de hierro; y Él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre: REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES” (Apocalipsis 19:11-16).
¿De qué lado estaremos cuando venga el día del juicio? ¿Estaremos del lado del Rey que vendrá a gobernar la Tierra y a traer paz duradera? Los discípulos fieles seguirán a Jesucristo: “Los que están con Él son llamados y elegidos y fieles” (Apocalipsis 17:14).
Las mayorías de la humanidad estarán engañadas y seguirán a la “bestia” del Apocalipsis, y el falso profeta que respaldará su dominio en contra de Jesucristo. Pero la Biblia nos revela la verdad que trae consuelo a un pequeño remanente de los fieles seguidores de Dios, quienes serán protegidos en un lugar en el desierto, que ha preparado para ellos aquí en la Tierra. Allí se salvarán de los horrores de la gran tribulación y del día del Señor: “Se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase de delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo” (Apocalipsis 12:14).
A veces las Escrituras presentan a la Iglesia como una mujer (por ejemplo, hay relatos de la Iglesia como la esposa prometida de Jesucristo). Para recibir esa protección divina, los discípulos de Jesucristo deben estar despiertos, y atentos a las señales proféticas que le dirán a la Iglesia cuándo es el momento de huir a al lugar de refugio prometido.
Efectivamente, debemos estar atentos a las señales proféticas que señalarán hacia el Armagedón. Los reyes de la Tierra y sus ejércitos se reunirán en el Norte de Israel para enfrentarse en batalla contra Jesucristo cuando regrese. No dejemos de leerlo en Apocalipsis 19:19. El Rey de reyes vencerá a estas naciones rebeldes y opresivas. Pero, ¿cómo podemos nosotros, personalmente, estar preparados para los difíciles tiempos que se avecinan? ¿Escaparemos del Armagedón?
Veamos la siguiente amonestación del Señor Jesucristo: “Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lucas 21:36).
Si no hemos estado orando, este es el momento de ponernos de rodillas, y rogarle a Dios que haga un cambio en nuestra vida. Las Escrituras nos dicen que nos acerquemos a Dios: “Buscad al Eterno mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos, y vuélvase al Eterno, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar” (Isaías 55:6-7).
Dios promete bendecirnos y perdonarnos, siempre y cuando lo busquemos de todo corazón. La solución a los problemas del mundo está en el futuro cambio de la naturaleza humana. Después del Armagedón, el nuevo gobierno, formado por Jesucristo y sus santos, enseñará el camino de la paz. Durante el milenio habrá una renovación del carácter y el espíritu humanos. El Reino de Dios gobernará sobre todas las naciones por mil años… y más. Roguemos que venga pronto ese Reino. Anhelamos ver el momento, más allá del Armagedón, cuando se cumplirá esta profecía: “El Eterno será Rey sobre toda la Tierra” (Zacarías 14:9).
Sí, el Príncipe de Paz regresará a gobernar a las naciones del mundo con amor y justicia, garantizando un mundo de prosperidad y vida abundante para todos los pueblos. ¡No vamos a contarnos entre quienes lucharán contra Jesucristo a su regreso! Mantengámonos cerca de nuestro Salvador, obedeciéndole y dejándonos guiar por su voluntad. Si así lo hacemos, estaremos preparados para los tiempos difíciles que no tardan en llegar… ¡y estaremos protegidos contra los terrores del Armagedón! [MM]