¿Qué se espera del nuevo gobierno? | El Mundo de Mañana

¿Qué se espera del nuevo gobierno?

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El 5 de noviembre del 2025, los ciudadanos de Estados Unidos eligieron decididamente a Donald J. Trump como su próximo presidente, según la votación popular y el Colegio Electoral. Muchos adeptos al señor Trump lo ven como una figura mesiánica, un salvador del país. Sin embargo, y aunque las encuestas señalan que las tres cuartas partes de los estadounidenses piensan que su país ha estado siguiendo un mal rumbo, muchos de los que votaron por Trump no lo hicieron por gusto. Según evidencia anecdótica, fueron bastantes los que votaron por él a regañadientes, considerando entre dos males, el menor.

¿Qué podemos prever para los próximos cuatro años? ¿Podrá un gobierno encabezado por Trump resolver los problemas de los Estados Unidos? Uno de ellos, que ningún presidente puede resolver, y que es fundamental en todos los demás países, es el deterioro moral del país. La inmensa deuda nacional se origina en la codicia y la falta de dominio propio. Cuando este artículo se encuentre en manos de nuestros lectores, la deuda nacional de Estados Unidos será más de $36 billones de dólares [trillones en EUA], y la cifra continúa aumentando vertiginosamente.

Es fácil culpar a los políticos, y ambos partidos tienen la culpa, pero los ciudadanos son los que premian a los políticos por sobornarlos con su propio dinero. Una nación que lucha por el derecho de matar a sus niños no puede ser bendecida por Dios (la diferencia entre los dos partidos suele reducirse a cuándo es aceptable hacerlo). Y tampoco puede serlo una nación adicta a la pornografía, al adulterio, a la mentira, al hurto, a la violencia y a todos los demás pecados.

El profeta Isaías se dirigía principalmente a la casa de Judá, a los judíos de su época en el siglo octavo a.C. Pero algunas de sus profecías se aplicaban a la casa de Israel, la del Norte, compuesta por diez tribus diferentes de los judíos, e incluso a los pueblos gentiles. Sus profecías, además, tienen un significado dual, o sea, un cumplimiento inicial y otro para los tiempos del fin, todavía en el futuro. Al comprender cómo se aplican esas profecías a nosotros, sacamos lecciones que nos ayudan a entender la mente de Dios.

La mente y el juicio de Dios

Muchas personas afirman que Estados Unidos es una nación cristiana, pero veamos cómo por medio de un profeta Dios se refiere a ese país en la actualidad: “Este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado” (Isaías 29:13). Y de esta misma forma también se refiere al Reino Unido y a los pueblos descendientes de los británicos en Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica:

“Ve, pues, ahora, y escribe esta visión en una tabla delante de ellos, y regístrala en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre. Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley del Eterno; que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras; dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel” (Isaías 30:8-11).

Enseguida Isaías muestra lo que Dios piensa, y cómo juzga a esos pueblos si no cambian su forma de actuar:

“Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello os habéis apoyado; por tanto, os será este pecado como grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada, cuya caída viene súbita y repentinamente. Y se quebrará como se quiebra un vaso de alfarero, que sin misericordia lo hacen pedazos” (Isaías 30:12-14).

Todos deseamos que los próximos cuatro años sean mejores que los últimos cuatro, y deseamos que nuestras naciones se vuelvan a Dios con sinceridad y verdad… pero eso está por verse. Mientras tanto, parece que Estados Unidos pondrá su confianza en un hombre y no en el Creador del Universo. Eso nos trae a la mente los días que siguieron al atentado del 11 de septiembre, cuando los estadounidenses recurrieron al patriotismo y no al arrepentimiento. Hubo un beneficio pasajero, ¿pero acaso está nuestro mundo más seguro ahora de lo que estaba en el 2001? Muchos piensan que estamos más cerca que nunca de la Tercera Guerra Mundial. Bastaría un cálculo errado para que se activen las armas nucleares.

Predicciones en las que podemos confiar

Hay muchos prediciendo lo que nos espera en el futuro cercano. Unos basan sus predicciones en su visión geopolítica. Otros, al igual que Nostradamus, han hecho pronunciamientos crípticos y afirmaciones vagas, con las que sus seguidores pretenden encontrar sentido a lo que no lo tiene. Y otros ofrecen interpretaciones personales de las Escrituras, imaginando encontrar sus propias teorías en los textos bíblicos. En El Mundo de Mañana, sabemos que para comprender el futuro del mundo es preciso acudir a la Biblia, y aunque no podemos saber el momento exacto del cumplimiento de las profecías bíblicas, sí podemos saber el orden cronológico general de los sucesos futuros.

Hay quienes piensan erróneamente, que es imposible tener alguna idea de cuándo regresará Jesucristo: “Podría venir esta noche o dentro de mil años”. Aseveraciones tan equivocadas como estas se oyen incluso de la boca de famosos predicadores por televisión. Para promover su idea de que puede regresar “esta noche o dentro de mil años”, muchos citan equivocadamente la afirmación de Jesús: “Del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los Cielos, sino solo mi Padre” (Mateo 24:36). Tomar este pasaje fuera de contexto tergiversa el sentido de las palabras de Jesús.

La afirmación es verdad, por supuesto, nadie sabe el día ni la hora. Sin embargo, debemos observar el contexto dentro del cual lo dijo, porque estaba dando señales detalladas que culminarían con el fin de la era y su regreso. Las dos preguntas al comienzo de esta profecía, que se conoce como la profecía del monte de los Olivos por el lugar donde Jesús la pronunció, preparan el escenario para lo que sigue: “Estando Él sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas [la destrucción del templo en Jerusalén, vs. 1-2], y qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” (Mateo 24:3).

Hubo, de hecho, un primer cumplimiento en el año 70 d.C., cuando los romanos destruyeron Jerusalén y el templo, y también habrá un cumplimiento en los tiempos del fin. Algunas de las señales dadas por Jesús se aplican a ambos momentos. Como Él no regresó en el año 70, los versículos 32 y 33 deben aplicarse también al momento de su regreso. Luego de dar varias señales, Jesús hizo esta advertencia: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.  Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas” (Mateo 24:32-33). Este es el contexto dentro del cual habló de no saber “el día ni la hora”, claramente diferente de una proclamación de un orden cronológico desconocido para el fin de la era.

En El Mundo de Mañana tomamos muy en serio la siguiente advertencia: “Libra a los que son llevados a la muerte; salva a los que están en peligro de muerte. Porque si dijeres: Ciertamente no lo supimos, ¿acaso no lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, Él lo conocerá, y dará al hombre según sus obras” (Proverbios 24:11-12).

Por esas razones, en El Mundo de Mañana se consulta la profecía bíblica y se comparte con los suscriptores. Les invito a que lean en esta misma edición mi artículo: Tres profecías bíblicas que cambiarán nuestra vida (Pág. 8). Y no olviden el de Wallace Smith: ¿Qué necesita el mundo de Estados Unidos? También en esta edición (Pág. 4). Verán que las profecías bíblicas no son un misterio para los fieles seguidores de Jesucristo; y también verán cómo afectarán la vida de cada uno de nosotros y de nuestros seres queridos en los próximos años.