La familia de hoy y del mañana : Habilidades blandas para el éxito | El Mundo de Mañana

La familia de hoy y del mañana : Habilidades blandas para el éxito

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¿Cuáles habilidades subvaloradas definen el carácter de un trabajador de confianza, y de un verdadero discípulo de Jesucristo?

¿Qué valores estamos transmitiendo a la próxima generación, especialmente a nuestros propios hijos? ¿Cómo los estamos preparando para llevar una vida exitosa?

La próxima generación es valiosa a los ojos de Dios, quien invierte en ella y desea que nosotros también invirtamos en ella. La enseñanza es una de las maneras más importantes en que podemos hacerlo. Moisés escribió por inspiración divina: “Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes” (Deuteronomio 6:6-7). Salomón también escribió: “Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él” (Proverbios 22:6). ¿Pero cuál es el “camino” que debe seguir? ¿Qué es lo realmente importante en la vida?

La cultura moderna no nos da la respuesta, ni nos señala el objetivo de la vida. Basta mirar la ira y las contiendas tan evidentes en el campo político, en la industria del entretenimiento y en las redes sociales. ¿Cuántas personas caen en la vulgaridad, el egocentrismo e incluso los odios? Pero esto no es sorpresa para quienes leen la Biblia. Dios explicó, desde la antigüedad, que los seres humanos se dejarían llevar por un camino de vida en que la principal influencia sería Satanás el diablo. El apóstol Santiago escribió: “Si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa” (Santiago 3:14-16).

Por otra parte, la Biblia enseña un camino de paz, cooperación y armonía con el prójimo. Observemos, prosiguiendo la lectura de Santiago: “La sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz” (vs. 17-18). Podríamos resumir estas cualidades como las de un carácter personal ético, saber cómo tratar a los demás debidamente, y tener la voluntad y el dominio propio para hacerlo.

Resulta que estos rasgos del carácter personal ético, que se conocen como habilidades blandas, precisamente es lo que muchos empleadores buscan. Podemos definir habilidades blandas como atributos y destrezas personales, que le permiten a la persona interactuar de modo eficaz y armonioso con los demás, en el lugar de trabajo y más allá. Las habilidades blandas, a diferencia de las destrezas técnicas o duras, que suelen ser mensurables y específicas para determinado tipo de trabajo, son transferibles y aplicables a diferentes cargos e industrias. Las habilidades blandas abarcan una amplia gama de aptitudes, entre ellas las de comunicación, del trabajo en equipo, de adaptabilidad, en resolución de problemas, en  inteligencia emocional, en liderazgo, en el manejo del tiempo y resolución de conflictos (“Habilildades blandas”, HiPeople.io, 14 de febrero del 2024).

Entre las habilidades blandas se incluyen la capacidad de entenderse con los demás, la de manejar conflictos y tener la motivación para trabajar bien. Abarcan los atributos de carácter que forman a un trabajador de confianza y honesto… ¡y a un discípulo de Jesucristo cabal!

Según afirma la Asociación Nacional de Habilidades Blandas (de Estados Unidos): “Investigaciones realizadas por la Universidad de Harvard, la Fundación Carnegie y el Centro de Investigación de Stanford, concuerdan en que el 85% del éxito en un trabajo se debe a habilidades blandas e interpersonales bien desarrolladas, y solamente el 15% se debe a conocimientos y destrezas técnicas o duras” (La desconexión con las destrezas blandas, 13 de febrero del 2015). Un factor principal del éxito en el trabajo es sencillamente tener las habilidades blandas necesarias para manejar la propia vida, y llevarse bien con los demás.

Veamos brevemente tres de estas habilidades que preparan a nuestros hijos para el éxito en la vida, y del más allá.

Ética en el trabajo

Dios dice claramente en su Palabra que las personas de éxito no evaden el trabajo. De hecho, uno de los diez mandamientos, el que trata del sábado, nos dice: “Seis días trabajarás, y harás toda tu obra” (Éxodo 20:9). El apóstol Pablo proclamó: “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma” (2 Tesalonicenses 3:10). También leemos: “La mano de los diligentes señoreará; mas la negligencia será tributaria” (Proverbios 12:24), y más adelante: “El camino del perezoso es como seto de espinos; mas la vereda de los rectos, como una calzada” (Proverbios 15:19). Dios quiere que trabajemos concienzudamente según nuestras capacidades.

Lo anterior se aplica aun cuando el trabajo sea tedioso. Los padres deben enseñar a sus hijos que algunos trabajos son aburridos pero necesarios. Cierto bloguero comentó: “Enseñe a su hijo a hacer labores monótonas desde temprana edad, porque este es el fundamento para la empleabilidad futura. Doblar la ropa, recoger los juguetes, colgar la ropa, desempacar las compras, poner la mesa, hacer el almuerzo, desocupar su lonchera, tender la cama” (YourOT.com, 16 de mayo del 2016).

Los empleadores prácticamente ruegan que lleguen los empleados dispuestos a presentarse al trabajo, y cumplir una jornada completa por un salario completo. Inculquemos una buena ética del trabajo. Estaremos dando a nuestros hijos una sólida base económica… y los estaremos preparando para la vida en la Familia eterna de Dios.

Actitud positiva

Nuestra cultura normalmente es de quejas. Nos quejamos por cualquier cosa y por todo. ¿Es nuestro hogar un reflejo de esa realidad? O, por el contrario, ¿manifestamos y enseñamos una actitud positiva en el hogar?

Un aspecto de la instrucción de los hijos es enseñarles a encarar los problemas… pero comprendiendo que reconocer los retos de la vida no es vivir bajo una sombra de negativismo. El apóstol Pablo nos da un buen consejo al decir que debemos centrar la mente en: “Todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8).

Según investigaciones, quejarse continuamente dispone el cerebro a quejarse aún más: “Las quejas repetidas alteran el cableado del cerebro, haciéndolo más propenso a seguir quejándose en el futuro. Con el tiempo encontramos que es más fácil ser negativos que positivos, independientemente de lo que esté ocurriendo. Quejarnos se convierte en nuestro modo de actuar automático, y esto cambia la manera como nos perciben los demás” (Entrepreneur.com, 9 de septiembre del 2016). ¿Será este el legado que deseamos dejar a nuestros hijos?

Cuando ayudamos a los jóvenes a adquirir una actitud positiva y de recursos, aun ante los reveses, estamos preparándolos para salir adelante en la vida; porque en toda vida habrá desilusiones. Como bien dijo Salomón: “El espíritu triste seca los huesos” (Proverbios 17:22). Dios quiere que aprendamos a tenerle confianza, que confiemos en su camino, y que afrontemos la vida con esperanza y ánimo; cualesquiera que sean los obstáculos.

Comunicación respetuosa

Hoy en día muchos han olvidado, o nunca aprendieron, cómo comunicarse de forma cortés y respetuosa. En todas partes vemos ofensas despectivas e impensadas, y comentarios cortantes. A nosotros nos corresponde enseñar otras formas a nuestros hijos.

Dios tiene mucho qué decir sobre la forma de comunicación que le agrada, y de edificar a los demás. Por inspiración suya, Salomón escribió: “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor” (Proverbios 15:1). ¿Cuántas agresiones verbales y aun físicas se evitarían si todo el mundo adoptara esto como norma? Las diatribas son pan de cada día en las redes sociales. Salomón podría estar refiriéndose al ambiente de las redes sociales cuando escribió: “El necio da rienda suelta a toda su ira, mas el sabio al fin la sosiega” (Proverbios 29:11).

Dios quiere que pensemos cómo van a reaccionar los demás ante nuestras palabras. Esta es una lección crucial que debemos enseñar día a día al instruir a nuestros hijos.

Enseñemos a nuestros hijos a comunicarse de forma constructiva, a trabajar con diligencia y mantener una actitud positiva. Estas habilidades blandas los situarán en una posición de ventaja para la vida, tanto laboral como familiar. Y, lo que es mucho más importante, ¡estas habilidades los prepararán para la vida eterna en el Reino de Dios! [MM]

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