¿Qué tan fuerte es nuestra fe en los momentos de prueba? ¿Nos sorprendería saber que la clave para una fe firme no es presenciar milagros, sino obedecer a Dios y sus leyes con diligencia y de todo corazón?
Nuestra vida es breve, pero en esta se presentan millones de opciones: ¿Levantarse cuando suena la alarma, o dar media vuelta y levantarse tarde? ¿Qué vamos a vestir en este día? ¿Qué vamos a desayunar… o no desayunaremos? ¿Cómo vamos a tratar a los demás? ¿Vamos a creer en Dios o en la acción ciega del azar?