La Biblia nos dice que antes de la creación del hombre, nuestra Tierra estaba “desordenada y vacía”, hecha una ruina total e inhabitable (Génesis 1:2). Dios la restauró en solo seis días convirtiéndola en un hermoso paraíso repleto de vida para la humanidad (Isaías 45:18). Luego declaró que todo lo que había hecho era “bueno en gran manera” (Génesis 1:31) y, habiendo completado su labor de creación, descansó el séptimo día.