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Pregunta: Acabo de leer 1 Timoteo 4:4, donde el apóstol Pablo dice que “todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias”. ¿No significa esto que todos los animales son buenos para comer?
Respuesta: Muchos emplean este versículo para sugerir que Pablo está desechando las leyes de Dios sobre los animales limpios e impuros. Sin embargo, el mismo Pablo dijo en otro pasaje “que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12).
Siempre que alguien cita las palabras del apóstol Pablo como justificación para quebrantar la ley de Dios, debemos estar atentos. El apóstol Pedro escribió por inspiración que “nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras escrituras, para su propia perdición” (2 Pedro 3:15-16).
Pedro nos insta a tener cuidado, no sea que caigamos en la trampa, de quienes tuercen los comentarios de Pablo para que digan algo diferente de lo que se propuso. Y a todas luces es claro que ciertos animales no son buenos para comer. Por ejemplo, cierto tipo de estrella de mar, conocida como la estrella de mar peine, contiene una neurotoxina mortal que no tiene antídoto conocido. ¿Acaso Pablo le estaba diciendo a Timoteo que Dios nos permite comer todos los seres que creó?
Para entender la Biblia, es imprescindible analizar el contexto. Hagamos esto leyendo 1 Timoteo 4:1-3: “El Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad”.
Observemos que Pablo no está hablando aquí de la ley de Dios, sino de “doctrinas de demonios”, y menciona reglamentos ideados por hombres, como la prohibición de casarse y la abstinencia de alimentos que Dios sí creó para comer. En su carta a los Colosenses trató el mismo tema, y tildó estas restricciones humanas de “mandamientos y doctrinas de hombres” (Colosenses 2:22), y de “culto voluntario… humildad y… duro trato del cuerpo” (v. 23).
¿Acaso existen versiones falsas de cristianismo que prohíben a algunos casarse, exigen abstenerse, por ejemplo, de carne en cierto día de la semana, e imponen otras tradiciones eclesiásticas que son ajenas a la Biblia? ¡Sí existen! Pablo se refiere a creencias falsas como la de comer pescado los viernes, o el llamado vegetarianismo cristiano. Esas restricciones no provienen de la Biblia, sino de tradiciones humanas, y Pablo las llama “doctrinas de demonios”. Es claro que no está hablando de las instrucciones divinas sobre qué animales creó como alimento para nosotros.
1 Timoteo 4:4-5 también tiene un contexto importante: “Todo lo que Dios creó es bueno y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la Palabra de Dios y por la oración es santificado”. Santificar algo es apartarlo, y aquí Pablo dice que habla del alimento proveniente de animales que han sido apartados por la Palabra de Dios.
¿Cuáles animales han sido apartados por la “Palabra de Dios” como aptos para el consumo humano? ¡Los animales limpios de Levítico 11 y Deuteronomio 14 desde el Antiguo Testamento! Entre estos se encuentran la res y el cordero, que rumian y tienen la pezuña hendida. La Palabra de Dios los aparta claramente como seres creados para que sirvan de alimento. Ningún animal en el mundo ha sido apartado por la Palabra de Dios, excepto los animales que la Biblia declara limpios.
El contexto aclara que el apóstol Pablo no enseñó que todos los animales fueran aptos para el consumo humano. Estaba refutando doctrinas de demonios y restricciones humanas, explicando que todos los seres que Dios apartó en su Palabra son aceptables, no así los que creó para que sirvieran en otros propósitos. [MM]